Coproducido por el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) y la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, el Ciclo comenzará sus actividades el 11 de marzo y se extenderá hasta el 19 de mayo en el Auditorio Príncipe Felipe
El director del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), Francisco Lorenzo; junto a José Luis Costillas, concejal de Gobierno de Educación, Cultura, Centros Sociales, Salud Pública y Consumo y presidente de la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo; y Cosme Marina, director artístico del Ciclo Primavera Barroca, han presentado las actividades contenidas dentro de la VII edición del Ciclo, integrado en la programación del CNDM.
Todas las actividades enmarcadas dentro de este ciclo continúan el compromiso del CNDM por promover y recuperar el patrimonio musical histórico a través del programa ‘Circuitos’, presente en 32 ciudades españolas y 12 extranjeras.
En este contexto, el Ciclo Primavera Barroca sigue poniendo en valor la riqueza y diversidad del patrimonio musical barroco europeo, acercando al público las principales formaciones españolas e internacionales.
El festival arrancará el 11 de marzo con una de nuestras más importantes agrupaciones historicistas, Al Ayre Español, fundada y dirigida por Eduardo López Banzo. El público de Oviedo podrá asistir en este recital al estreno en tiempos modernos de una serie de obras inéditas de José de Torres y Juan Francés de Iribarren, recuperadas y transcritas por el propio López Banzo a partir de manuscritos originales conservados en las catedrales de Salamanca, Málaga y Guatemala. Además de esta recuperación histórica, el recital, bajo el genérico ¡Ay, bello esplendor! Grandes villancicos barrocos, ofrecerá obras de compositores como Arcangelo Corelli y Carlos Seixas.
La segunda gran cita de Primavera Barroca en Oviedo tendrá lugar el 25 de marzo de la mano de los británicos The King’s Consort. Con este recital, el director de esta formación, Robert King, vuelve su mirada al repertorio francés en un programa que se abre con una de las muestras del arte de François Couperin, sus tres Lecciones de tinieblas, junto con obras de Monsieur de Sainte-Colombe hijo y Marin Marais. Participarán en el recital dos cantantes de primer nivel, la soprano belga Sophie Junker y la mezzosoprano noruega Marianne Beate Kielland.
El 1 de abril el público podrá disfrutar de uno de los grandes nombres dentro de la música historicista española, Emilio Moreno, con La Real Cámara, en un concierto cuyo eje principal es la integración de la música de Giuseppe Torelli con la de Francisco José de Castro, conocido en tierras italianas como Spagnuolo. Emilio Moreno ha profundizado como ningún otro violinista actual en la obra de este músico y ofrecerá una selección de sus composiciones en su recital con La Real Cámara.
En un concierto que tendrá lugar el 15 de abril con el título de ¡Alegrías furiosas!, el Ensemble 1700, bajo la dirección de la flautista Dorothee Oberlinger, uno de los grandes nombres de la música barroca, interpretará obras de Falconieri, Merula, Telemann, Haendel, Carl Philipp Emanuel Bach o Vivaldi. Junto a esta formación, Dmitry Sinkovsky, conocido por el público asturiano en su vertiente de violinista, mostrará ahora su doble faceta de concertino y contratenor.
El 6 de mayo la cita es con el joven conjunto madrileño L’Apothéose, fundado en 2015. Esta agrupación, residente en la presente temporada del CNDM, ofrecerá un monográfico camerístico dedicado a Haendel, un compositor más conocido por sus grandes creaciones líricas y corales, pero que no dejó de cultivar la música de cámara durante toda su vida. Si en ediciones anteriores el Haendel operístico tomó mayor protagonismo, en este caso lo hará el instrumental con A tribute to tears, en el que se podrán escuchar una serie de sonatas del compositor alemán.
El broche de oro al VII Ciclo Primavera Barroca lo pondrá el 19 de mayo una de las más talentosas violonchelistas de las últimas generaciones, la neoyorquina Alisa Weilerstein, que se somete a una de las pruebas de fuego de cualquier violonchelista que se precie, las suites de Bach, que afrontará, además, en una sola sesión. Con estas seis obras, construidas siguiendo el modelo de la suite de danzas típica del estilo francés, y, aunque no fueron concebidas como un ciclo unitario, Bach elevó el violonchelo, que hasta entonces apenas se había despegado de su condición de continuo, a la categoría de instrumento solista.
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