Lindoro presenta ‘Gongora y la Música. Tonos Humanos con textos de Luis de Góngora’ de Vandalia & Ars Atlántica. Tras su último trabajo discográfico sobre los madrigales italianos de Monteverdi y Gesualdo a cinco voces ‘Monteverdi-Gesualdo’, Vandalia se une a Ars Atlántica para lanzar un doble disco con los tonos humanos atribuidos al poeta cordobés.
Por Alicia Población
¿Qué caracteriza a Vandalia que lo distingue de otros grupos de música vocal?
Rocío de Frutos: Por un lado, somos un grupo de plantilla estable, con los mismos componentes desde su creación, hace ya más de una década. Es un modelo al estilo de los cuartetos de cuerda, probablemente menos rentable que los sistemas de lista o plantilla variable, tan frecuentes en nuestro sector, pero la compenetración que aporta compartir una trayectoria dilatada nos resulta más satisfactoria artística y humanamente.
En cuanto al repertorio, tenemos una cierta querencia por lo profano y en los últimos años hemos ido consolidando una colaboración con Manuel Vilas y su grupo instrumental Ars Atlántica que nos ha permitido profundizar en el fascinante repertorio de tonos humanos polifónicos del XVII. Con esta nueva grabación centrada en Góngora serán ya cinco nuestros álbumes dedicados a tonos humanos a varias voces.
¿Por qué habéis llamado ‘Tonos humanos’ al proyecto de ‘Góngora y la música’ que recoge un doble disco con la musicalización de algunos versos del poeta?
Manuel Vilas: Simplemente porque todas las obras recogidas en este nuevo trabajo son de temática profana, y porque pertenecen por estilo y época al género literario-musical denominado ‘tono humano’, que arrasó el siglo XVII hispano. Hay muchos tonos polifónicos que destacaron en la primera mitad de este siglo, y también alguno posterior, de la segunda mitad del XVII, para voz y continuo, como el tono ‘Ciego que apuntas y aciertas’ de Juan Hidalgo.
Antonio Carreira defendía que la música en los romances no enriquecía los textos, sino que más bien los convertía en algo subsidiario, a diferencia de lo que ocurre con los lieder de Schubert, por ejemplo. Tras la producción de este doble ábum ¿podéis afirmar que la música trabaja al servicio del texto o más bien al contrario?
Manuel Vilas: Efectivamente, lo importante está en el texto y la música sirve de apoyo y está al servicio de una determinada narración con la intención de que simplemente una historia se transmita oralmente y de la manera más clara a los posibles oyentes, como en los romances tradicionales. En nuestro disco hay algunos romances para voz sola y acompañamiento instrumental reconstruidos por Francisco Valdivia sobre manuscritos con cifras de guitarra. En ellos, se conserva el texto y una serie de letras (cifras para guitarra) que indican unos acordes determinados. Valdivia lo que hizo fue, en base a estas indicaciones armónicas, reconstruir las melodías. Algunos ejemplos son los largos romances ‘Servía en Orán al rey’ y ‘Según vuelan por el agua’, que hemos grabado con los textos completos.
La música suele ser una sencilla melodía que se repite durante todo el romance. Aquí está, en mi opinión, lo realmente interesante para un músico: ¿qué hacer con una breve melodía que se repite ad eternum? La música en los textos estróficos te obliga a sacar lo mejor de ti mismo y exprimir tu cerebro y tus recursos al máximo.
En 1975 Miquel Querol publicó su libro Cancionero musical de Góngora, en el que recopiló las cuarenta piezas musicales conocidas que emplean composiciones poéticas de Góngora a lo largo del siglo XVII. Algunas de ellas emplean el mismo texto. Los intérpretes escogisteis, de las que tenían el mismo texto, la versión que os parecía más adecuada. ¿En base a qué criterios?
Manuel Vilas: Aquí tengo que decir que hubo básicamente dos criterios, uno de ellos tan prosaico como que algunas versiones de piezas se ajustaban más a la formación Vandalia & Ars Atlántica de ese momento. El segundo criterio fue respecto a versiones de piezas incompletas o cuyos manuscritos tenían multitud de errores o dudas, los cuales se descartaban en favor de versiones mucho más completas y legibles. En ningún momento fue la música un motivo que nos hiciera excluir alguna versión: todas las piezas nos parecen muy interesantes y con un gran valor musical e histórico.
¿Qué relaciones podéis apreciar entre este repertorio, que podemos designar como cancionero, y el resto de los cancioneros y libros de tonos del Renacimiento y Barroco español?
Manuel Vilas: La relación es muy estrecha porque el denominador común y nexo de unión de este cancionero ficticio, en el sentido de que no existe un único manuscrito musical dedicado a Góngora, es que todas las obras fueron puestas en música sobre textos de Luis de Góngora. No hay ningún cancionero manuscrito donde estén todas recogidas de manera monográfica, por lo tanto, hubo que hacer un arduo trabajo de investigación y búsqueda en diferentes cancioneros. Aquí tengo que volver a citar al guitarrista e investigador Francisco Valdivia, que realizó esa búsqueda y nos orientó en las fuentes conservadas. Por otro lado, estas obras, aunque tengan muchas reminiscencias del Renacimiento, miran hacia el Barroco y son de un lenguaje que claramente se diferencian de la polifonía profana del siglo XVI.
Mateo Romero, Gabriel Díaz, Juan Arañés y Diego Gómez fueron algunos de los autores conocidos que pusieron música a los poemas de Góngora. ¿Qué diferencias se perciben entre sus maneras de musicarlos?
Manuel Vilas: Partamos de que hay una fuerte unidad estilística entre estos y otros autores al pertenecer a una misma época y contexto histórico. Pensemos que lo mismo sucede con la ópera italiana del XIX, el lied alemán, la polifonía renacentista, la opereta francesa o los cantos de los trovadores occitanos o la ópera veneciana del XVII. Los hijos de una misma época tienen mucho en común, lo que no impide que dentro de ese contexto y uniformidad musical existan sus diferencias y sus características personales. Para mí, Gabriel Díaz tiene algo muy especial, su tratamiento de binomio texto-música es muy interesante al combinar con mucha inteligencia diferentes recursos: pequeños contrapuntos imitativos, homofonía, etc.; como intérprete, pienso que facilita mucho al músico el eterno problema de aplicar diferentes textos a una misma música.
En el caso de Diego Gómez, poco o nada podemos decir, ya que muy pocas obras de su autoría se han conservado; para emitir un juicio tendríamos que contar con más obras suyas, pero su tono ‘En el baile del Egido’ nos cautivó tanto a Rocío como a mí por la belleza de la línea melódica de sus coplas combinado con la textura imitativa de su estribillo.
Mateo Romero, que fue maestro de la Real Capilla de Felipe III, compuso gran cantidad de música sacra, pero también música profana española. En el romance ‘Cura que en la vecindad’ pone música a una letra que es crítica con la iglesia. ¿Se percibe alguna diferencia musical entre este romance en concreto y los otros tres poemas que recogen los discos?
Manuel Vilas: Respecto a las temáticas, sí hay diferencias; tema amoroso (‘Ay que me muero de celos’) y burlesco, casi tabernario (‘No vayas Gil al sotillo’). Estos dos tonos los hemos grabado de una manera especial, con Javier Cuevas recitando y Alejandro Casal intabulando la parte vocal en un clavicordio, lo que le da al disco un punto diferente y muy interesante.
¿Por qué creéis que se ha dejado en el olvido una gran parte de la música española vocal y qué dificultades hay para recuperarla?
Rocío de Frutos: En los últimos años se está realizando una intensa labor de rescate de la música vocal española. Quizá el esplendor de algunos períodos históricos, la polifonía renacentista destacadamente, ha opacado otros de indudable interés que se abren paso con más dificultad en las programaciones de conciertos. Los tonos humanos polifónicos son un buen ejemplo de esto. Rescatar repertorio es más costoso y arriesgado que reinterpretar repertorio ya conocido y consolidado. Requiere una apuesta, una inversión de trabajo importante por parte de musicólogos e intérpretes con resultados inciertos por definición, sin saber a priori cuál va a ser la acogida por parte de público y programadores de ese ‘nuevo’ repertorio.
Encontrar joyas olvidadas exige cribar entre muchas obras menores, es una labor ardua que requiere coordinación, apoyo institucional y vías de difusión. Por otro lado, también hay muchísimo repertorio de calidad acreditada que, por no encajar en el concepto de recuperación, recibe escasa atención.
¿Con qué criterios escogéis el repertorio que vais a cantar?
Rocío de Frutos: Como todo, la selección de repertorio es una negociación cernudiana entre deseo y realidad. En ocasiones elegimos obras por el mero placer de poder cantar juntos monumentos de la música vocal que son un regalo para cualquier grupo de cantantes (nuestro álbum dedicado a madrigales de Monteverdi y Gesualdo o el de canciones del polifonista Juan Vázquez, por ejemplo). Otras veces nos embarcamos en proyectos de recuperación de repertorio, como en el caso de los tonos humanos polifónicos, donde recibimos el espaldarazo de la prestigiosa Beca Leonardo BBVA y los Premios GEMA por aportar nuestras versiones de muchas obras que no se habían grabado (los discos ‘Hirviendo el mar’ o ‘Cancionero de la Sablonara’).
Por último, ha habido proyectos de encargo, como el que dio pie a la colaboración que mantenemos con Daniel García Trío, un diálogo entre jazz y renacimiento vocal que ha sido un maravilloso e inesperado regalo, y también este disco de tonos humanos que ahora presentamos para el sello Lindoro, que nos ha permitido profundizar en el apasionante universo gongorino.
¿Cuáles son los próximos compromisos de Vandalia?
Rocío de Frutos: El más inmediato es nuestra participación en el ciclo de cámara del Auditorio de Tenerife en diciembre con Daniel Garcia Trio y nuestro programa de jazz y renacimiento Beata Viscera, que hemos grabado ya y esperamos poder presentar en 2024. Nos gustaría grabar también otros de nuestros programas: ‘Ghirlanda de Madrigali de Vittoria Aleotti’ o ‘El viaje de Jerusalén’ que hizo Francisco Guerrero. Acabamos de estrenar un programa en Azpeitia dedicado a Anchieta y Peñalosa que hemos disfrutado mucho, nos apetecería volver a trabajar música de ese periodo, alguna selección profana del Cancionero de Palacio, del que queda tanto por grabar, y más tonos humanos… Ese es el deseo, veremos lo que acaba permitiendo la realidad.
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