The Fairy Queen (La reina de las hadas) se representará el próximo 22 de julio en el Festival Castell de Peralada. Se trata de una nueva producción del director de escena Joan Anton Rechi con dirección musical de Dani Espasa, al frente de la formación barroca Vespres d’Arnadí, y un elenco de voces especialistas con Xavier Sabata (contratenor), Ana Quintans y Judith Van Wanroij (sopranos) a la cabeza. La formación vocal O Vos Omnes, con dirección de Xavier Pastrana, completa el apartado musical
Por Diego Manuel García
El gran legado de Henry Purcell
Henry Purcell (Westminster, Londres, 10 de septiembre de 1659-21 de noviembre de 1695) está considerado el máximo compositor de la música barroca inglesa. Para situar su trayectoria vital y creativa en su corta vida de apenas 36 años, cabe señalar que su nacimiento se produjo diecisiete años después del estreno de la última ópera de Claudio Monteverdi, L’incoronazione di Poppea (1642). Otros grandes compositores del período barroco nacieron cuando la carrera musical de Purcell ya estaba desarrollándose: Antonio Vivaldi en 1678, posteriormente Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Haendel, ambos en 1685.
Purcell provenía de una familia de músicos y mostró gran precocidad al componer a los 9 años una canción a tres voces; aunque la primera obra suya que puede ser identificada con certeza es una ‘oda’ compuesta en 1670 con ocasión del cumpleaños del rey Carlos II.
El conjunto de sus composiciones es muy extenso, habiéndose catalogado más de ochocientas obras, entre las que destacan cantidad de canciones, así como de obras instrumentales (entre ellas veintidós sonatas) y música incidental para muchas obras teatrales. Tras estrenar su única ópera, Dido and Aeneas, en 1689, el resto de sus obras para teatro se integran en un género conocido entonces en Inglaterra como ‘semiópera’, donde la acción principal era meramente teatral e interpretada por actores que no cantaban, solo actuaban, integrándose en el desarrollo de la obra una serie de masques (mascaradas), donde intervenían orquesta, bailarines, coro y cantantes solistas. Realizó su primera incursión en este género con Dioclesian (1690), a la que siguieron King Arthur (1691), The Fairy Queen (1692), Timon of Athens (1694), junto a The Indian Queen y The Tempest, ambas estrenadas en 1695, justamente el año de su muerte.
Henry Purcell logró plasmar en todas estas obras las inflexiones del idioma inglés, absurdamente supuesto como uno de los más antimusicales. Aunque influido por la ópera francesa, sobre todo por las creaciones de Jean-Baptiste Lully, creó un estilo totalmente propio inmerso en la música inglesa de su tiempo. Después de la muerte de Purcell surgen con fuerza las óperas de Georg Friedrich Haendel pero, incluso las que compone en su larga estancia londinense, con textos en inglés, tienen un influencia claramente italiana. Tendrán que pasar dos siglos y medio para que la ópera inglesa recupere claramente ese estilo propio con el estreno en 1945 de Peter Grimes de Benjamin Britten.
La creación de The Fairy Queen
Tras el éxito de su semiópera King Arthur, Henry Purcell se puso a trabajar en la composición de una nueva obra de este género, basada en El sueño de una noche de verano de William Shakespeare, que fue titulada The Fairy Queen, cuyo posible anónimo adaptador fue Thomas Betterton. La obra, estructurada en cinco actos, es una de las partituras con mayor calidad musical de todas las compuestas por Purcell.
El estreno tuvo lugar el 2 de mayo de 1692 en el Queen’s Theatre de los jardines de Dorset en Londres. Purcell realizó una revisión que fue representada en febrero de 1693 donde se incluía una mascarada musical en el Acto I (escena del poeta borracho acosado por las hadas), originalmente solo teatral, así como dos extensas intervenciones solistas: en el Acto III ‘Ye gentle spirits of the air‘ (‘Gentiles espíritus del aire’) y el ‘lamento’ en el Acto V ‘O, let me weep‘ (‘Oh, déjame llorar’). Después de la muerte de Purcell, se perdió la partitura, que fue encontrada a principios del siglo XX en la Royal Academy of Music de Londres.
En los últimos cuarenta años se ha producido un gran interés por esta obra, sobre todo con la aparición de importantes directores especializados en música barroca, entre ellos, John Eliot Gardiner, Nikolaus Harnoncourt, Roger Norrington, William Christie, Paul McCreesh y Ottavio Dantone, quienes han realizado magníficas grabaciones que contienen solo la música. En el Festival de Glyndebourne de 2009, y coincidiendo con el 350 aniversario del nacimiento de Henry Purcell, se representó The Fairy Queen en su versión íntegra con la inclusión de toda la parte teatral, dirigida por Jonathan Kent, siendo William Christie el encargado de la dirección musical al frente de prestigiosa Orchestra of the Age of Enlightenment. Esta producción de gran atractivo visual fue tomada en vídeo de alta definición y comercializada en DVD por el sello Opus Arte. Se trata de un documento imprescindible que me ha permitido estudiar esta obra.
Argumento
Acto I.De acuerdo con la ley ateniense, el Duque Teseo decide que Hermia debe casarse con Demetrio, cumpliendo la imposición de su padre Ejeo. Hermia está enamorada de Lisandro en contra de la voluntad de su padre, quien la amenaza manifestándole que si no cumple sus deseos la va a recluir de por vida en un convento. Elena está secretamente enamorada de Demetrio. Ambas parejas huyen por diferentes razones: Hermia y Lisandro para escapar de las imposiciones de Teseo. Demetrio persigue a su prometida Hermia y es perseguido por Elena. Ambas parejas llegan a un bosque encantado, dominado por las hadas, cuyos reyes son Titania y su marido Oberón. La mascarada del Acto I comienza con la entrada en escena de un poeta borracho que, balanceándose, entona una graciosa canción ‘Fill up the bowl‘ (‘Volved a llenar la copa’). Las hadas lo consideran un entrometido acosándolo y burlándose de él hasta lograr expulsarlo de su territorio.
Acto II.Titania y Oberón tienen un fuerte enfrentamiento por la propiedad de un niño, hijo de un rey hindú que, al quedarse huérfano de madre, está bajo la protección de Titania. Para vengarse, Oberón ordena al duende Puck que consiga una loción amorosa para frotarla sobre los ojos de Titania cuando esté dormida, y que al despertar se enamore de la primera persona o animal que aparezca ante su vista. Oberón, al ver una terrible discusión donde Demetrio desprecia y humilla a Elena, también encarga a Puck que cuando esté dormido frote sobre sus ojos esa loción amorosa y que consiga que la primera persona que vea al despertar sea Elena. Por error Puck frota los ojos de un dormido Lisandro, lo que provoca su declaración amorosa a Elena, desdeñando por completo a su amada Hermia. La mascarada musical se produce durante el sueño de Titania, con la aparición en cortejo de cuatro figuras alegóricas: la Noche, el Misterio, el Silencio y el Sueño.
Acto III. Oberon está satisfecho que sus planes para vengarse de Titania se hayan cumplido, ya que en su despertar se ha enamorado de Botton, un personaje con cabeza de asno. La mascarada de este acto contiene escenas bucólicas de la vida campestre donde se inserta el delicioso y humorístico dúo entre el rico terrateniente Corydon y su sirvienta Mopsa, quien rechaza a Corydon en sus reiterados intentos de besarla.
Acto IV.Para subsanar el error de Puck, Oberón frota los ojos de Demetrio, procurando que cuando despierte la primera persona que encuentre sea Elena. El plan se cumple y Elena se ve acosada por Demetrio y Lisandro, marchando enfurecida al pensar que ambos hombres se están burlando de ella. Ante todas estas situaciones, Oberón ha liberado a Titania de su encantamiento. También lo ha hecho con Lisandro para que vuelva a recobrar su pasión amorosa por Hermia. Aunque mantiene el que ha realizado sobre Demetrio, para que siga enamorado de Elena. La reconciliación de Titania y Oberón es festejada con una mascarada, con la presencia del Dios Febo flanqueado por cuatro personajes que cantan a cada una de las estaciones: Primavera, Verano, Otoño e Invierno.
Acto V.El Duque Teseo, acompañado de Egeo, es informado por Lisandro de las razones que le hicieron huir con su amada Hermia, y Demetrio también le expone que marchó tras ellos para recuperar a su prometida e ignora cómo finalmente se ha enamorado de Elena. Al conocer estas circunstancias, Teseo organiza una doble boda, ignorando la pretensiones de Egeo. La mascarada incluye la presencia de Adam y Eva, quienes cantan en el Jardín del Edén. Dos hadas convocan al Dios Himen para que oficie el feliz doble enlace de Hermia con Lisandro y Elena con Demetrio.
En el esplendor de la música barroca inglesa
Esta obra muestra el esplendor de la música barroca inglesa y precisa de una orquesta con dos flautas, dos oboes, fagot, dos trompetas, cuerda, tiorba, percusión y clavicémbalo. En la versión íntegra representada en el Festival de Glyndebourne de 2009, la obra comienza con una introducción musical que incluye tres breves páginas: un preludio con el predominante sonido, pleno de solemnidad, de toda la cuerda, al que sigue un Hornpipe (danza típicamente inglesa), durante el que se van alternando el sonido del fagot con el de toda la orquesta, en donde sobresale la percusión; y una suave aria con el protagonismo de la tiorba. Sendas escenas teatrales preceden a la ejecución de otras dos breves páginas musicales: un elegante y melodioso Rondeau (danza típicamente francesa) donde se van alternando las intervenciones de cuerda y maderas, y una obertura donde predomina el brillantísimo sonido de las trompetas barrocas.
La orquesta vuelve a adquirir total protagonismo en el comienzo del Acto IV, con la ejecución de una minisinfonía con sus correspondientes pequeños movimientos: Canzona, con el protagonismo sonoro de trompetas y timbales; Largo, donde se producen diálogos de trompetas y cuerda; Adagio, con un suave y melancólico sonido de la cuerda, con gran protagonismo del violín concertino; Allegro, con profusión de trompetas y timbales junto al resto de la orquesta emitiendo en forte; y, para concluir, otro suave Adagio.
La orquesta adquiere gran protagonismo en las conclusiones de los actos I, II y IV, en las numerosas danzas que jalonan esta obra, así como en la introducción todas las grandes escenas y en su conclusión, donde la música orquestal, con el predominante sonido de las trompetas, se funde con bellísimas y reiteradas intervenciones del coro, de carácter claramente contrapuntístico. De magnífica factura es la solemne Chacona, con la que concluye la obra.
Cabe destacar las intervenciones de clavicémbalo y violonchelo como acompañantes de las muy abundantes actuaciones solistas de los cantantes, quienes deben ofrecer dominio idiomático y del estilo de canto barroco.
Brillante vocalidad
La primera intervención vocal de esta obra se produce con el dúo ‘Come, come, come, let us leave the town‘ (‘Venid, venid, venid, abandonemos la ciudad’), interpretado en la versión de Glyndebourne por la afamada soprano inglesa Lucy Crowe, de muy bella voz, gran dominio de la coloratura y un alto nivel de expresividad, junto al magnífico bajo-barítono, también inglés, Andrew Foster-Williams, con buen dominio de las agilidades y de todos los registros, desde poderosos graves a una brillante franja aguda. Ambos cantantes tienen un gran protagonismo en toda la obra, donde, además del dúo inicial, Lucy Crowe tiene otras cinco importantes actuaciones solistas, siempre flanqueada por las intervenciones conjuntas de orquesta y coro, junto a las evoluciones de una pareja de bailarines: en el papel de una ninfa interpretando ‘Sing while we trip it upon the green‘ (‘Cantad mientras bailamos sobre la hierba’) en el Acto II, y en el Acto III la bellísima aria ‘If love’s a sweet passion, why does it torment?‘ (‘Si el amor es dulce, ¿por qué atormenta?’). En el Acto IV interpreta a una mensajera que en tono muy alegre, anuncia el cumpleaños de Oberón: ‘Now the night is chas’d away‘ (‘La noche se ha disipado’). Y en el Acto V como la Diosa Juno cantando con gran estilo el epitalamio ‘Thrice happy lovers‘ (‘Amantes tres veces felices’) e interpretando con gracia y expresividad a un hada en el aria ‘Hark! The echoing air a triumph sings‘ (‘Ved cómo el eco trae cantos triunfales’), donde afronta con verdadera maestría una muy compleja coloratura.
Andrew Foster-Williams en el Acto II interpreta la figura alegórica del Sueño: ‘Hush, no more, be silent all‘ (‘Silencio. Ni un solo sonido, que todos callen’). En el Acto III muestra sus dotes de comediante interpretando al hacendado Corydon asediando a su sirvienta Mopsa (genialmente interpretada por el tenor Robert Burt, graciosamente travestido). En el Acto IV ofrece una gran interpretación de la figura del Invierno: ‘Now Winter comes slowly, pale, meager, and old‘ (‘Llega el Invierno, lento, pálido, delgado y viejo’), donde muestra su poderoso registro grave. Y, finalmente, en el Acto V como el malhumorado Dios Himen, en su gran escena junto a las hadas y las dos parejas de enamorados.
La soprano inglesa Carolyn Sampson muestra una voz etérea de gran belleza tímbrica, absoluto dominio de la coloratura y un altísimo grado de expresividad, en las dos grandes páginas solistas de esta obra: ‘Ye gentle spirits of the air appear‘ (‘Vosotros, gentiles espíritus del aire, apareced’) del Acto III y el lamento ‘O, let me weep, for ever weep‘ (‘Oh, déjame llorar para siempre’) del Acto V, donde muestra a través de una depurada línea de canto el infinito dolor por un amor perdido, y que constituye un auténtico dúo de la cantante y violín concertino con las amplias y reiteradas intervenciones de este instrumento. Carolyn Sampson también realiza una magnífica interpretación de ‘See, even Night herself is here‘ (‘Mirad, la mismísima Noche ha llegado’) como el personaje alegórico la Noche en el Acto II. Todas estas interpretaciones son también acompañadas por las evoluciones de dos bailarines.
La soprano maltesa Claire Debono, una lírica-ligera de timbre penetrante, con buena capacidad para la coloratura, ofrece la interpretación de ninfa pícara y sensual cuando canta en el Acto III ‘When I have often heard young Maids complaining, that when Men promise most they most deceive‘ (‘Las sirvientas siempre dicen que los hombres cuando prometen algo engañan’). También realiza excelentes interpretaciones de ‘I am come to lock all fast‘ (‘Yo vengo para envolverlo todo’) en el Acto II y ‘Thus the ever grateful Spring‘ (‘A la siempre agradable Primavera’) del Acto III, respectivamente como los personajes del Misterio y la Primavera.
El barítono inglés Lukas Kargl muestra una bella voz interpretando al Dios Febo en el Acto IV ‘When a cruel long Winter has frozen the earth‘ (‘Cuando un Invierno largo y cruel hiela la tierra’).
Destacar las diferentes intervenciones del tenor inglés Ed Lyon, de voz ligera y perfecto dominio de las agilidades, sobre todo en el Acto V como Adam ‘Thus the gloomy world‘ (‘Es así como el tenebroso mundo’), donde se producen reiterados diálogos del cantante con las trompetas. En esta escena, Adam está acompañado por la pizpireta y sugerente Eva, interpretada por la soprano Helen-Jane Howells. Gran actuación vocal y sobre todo interpretativa del bajo inglés Desmond Barrit como el poeta borracho en una de las escenas más extraordinarias de esta obra (Acto I).
Excelentes prestaciones del grupo de bailarines en su muchas intervenciones, así como del Coro de Glyndebourne. Las partes teatrales están muy bien servidas por un magnífico grupo de actores. William Christie, al frente de la Orchestra of the Age of Enlightenment, dirige y toca el clavicémbalo mostrando su gran dominio de la partitura y un contagioso entusiasmo. Versión esencial para poder conocer íntegramente esta extraordinaria obra.
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