Takemitsu, Complete Music for Solo Guitar
Andrea Dieci, guitarra
Brilliant Classics 95539
Melómano de Oro
La plenitud sonora de la guitarra
Recientemente en este año ha visto la luz el disco que compone la música completa para guitarra sola de Toru Takemitsu, una colección de obras y transcripciones del gran compositor japonés, llenas de una sensibilidad y personalidad desbordantes. En ellas podemos ver el reflejo de una maduración musical y personal, ubicada en el ecuador de su vida.
El disco se compone de un total de veinticinco piezas entre las cuales encontramos obras propias del compositor y también transcripciones de autores como Gershwin, John Lennon o Paul McCartney.
El intérprete del disco es el gran guitarrista italiano Andrea Dieci, reconocido mundialmente y descrito como un guitarrista impresionante por la gran crítica. Desde los 13 años que realizó su debut como guitarrista y concertista, Dieci ha sido galardonado con innumerables premios y ha tocado en una larga lista de radios y auditorios por el mundo, como en Milán, Madrid, Atenas, Londres, Estambul, etc. Andrea Dieci se tituló con las máximas calificaciones, Alabanzas y la Mención Especial en el Conservatorio G. Verdi de Milán.
Cabe destacar que este disco está grabado con un instrumento que pudiera ser de los últimos que construyó Hermann Hauser Senior en los años 30. Esta guitarra posee una gran calidad y claridad sonora, llena de dinámicas y brillantez.
La interpretación de Dieci de la larga lista de piezas que podemos encontrar en el disco es exquisita, con una técnica impecable y una limpieza de ejecución que se aprecia desde el minuto cero. Llena de dinámicas, de tensiones y resoluciones que reposan en un entramado armónico perfectamente narrado por el guitarrista, la música de Toru Takemitsu suena repleta de vida y completo entendimiento musical.
El disco es una espléndida obra musical que refleja una época del siglo XX, y que supone cronológicamente un paseo por grandes obras de grandes autores de diversos puntos de la geografía mundial.
Por: Cecilia Mª González Zango
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