El pasado 7 de diciembre el guitarrista zaragozano de origen búlgaro Stoyan Paskov se alzaba con el Primer Premio de la categoría de Grado Superior en el Intercentros Melómano (Premio de Interpretación para Solistas), consiguiendo así ser el único participante hasta la fecha en obtener el Primer Premio en las dos categorías del certamen, ya que en 2019 lo obtuvo en la de Grado Profesional.
Stoyan es el ejemplo del perfecto concursante del Intercentros Melómano, ya que más allá de los premios en metálico, él buscaba conseguir una gira de conciertos, además representando a su centro, el Conservatorio Superior de Música de Aragón. Tiene ante sí un periplo de diecisiete conciertos, entre los que se encuentra su debut con la Orquesta Sinfónica RTVE, que esperamos que sea el pistoletazo de salida de su vida profesional.
Por Susana Castro
¿Cómo comienza tu relación con la música, cuáles son tus primeros recuerdos?
Cuando era pequeño, al irme a la cama, mi madre siempre me ponía música clásica, como Las cuatro estaciones de Vivaldi o El cascanueces de Chaikovski. En seguida me picó el gusanillo y quise tocar un instrumento. A los 6 años comencé con el piano durante el mes que pasaba en Bulgaria en verano, pero en España no tenía el instrumento en casa, así que me planteé la opción de cambiar a un instrumento más transportable y elegí la guitarra. Al año siguiente, al volver a Bulgaria, contactamos con un profesor muy bueno, Stefan Vladimirov, con el que empecé a entender cómo abordar el estudio del instrumento. Estuve estudiando por mi cuenta durante mucho tiempo, con mi madre intentando que leyese partituras, porque con 8 o 9 años a mí lo que me interesaba era salir a la calle a jugar con los amigos. Tengo que agradecerle a ella que insistiese en que estudiaste porque si no, hoy no estaría aquí.
¿En qué momento decides entrar a estudiar en el conservatorio?
Al principio me interesaba más la guitarra eléctrica y grupos como Metallica, Deep Purple, Queen, Guns N’Roses, etc., y aprendía viendo vídeos de YouTube. Pensé que sería conveniente tener un título para poder dedicarme profesionalmente a ello, así que me decidí a entrar en el conservatorio. Estuve cinco meses estudiando con un profesor particular de guitarra, aprendí muchísimo, y me presenté a la prueba; entré con muy buena nota a primero de Grado Profesional con 13 años.
¿Cómo fueron esos años en el Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza?
Terminé los estudios en cinco años. Comencé estudiando con Paco Alcaraz, que me influyó mucho, no solo en cuanto a repertorio clásico, sino también flamenco, ya que él es un guitarrista flamenco muy bueno. Solo le tuve al principio, porque después fui pasando por distintos profesores sustitutos.
¿Cuándo empezaste a tomarte la guitarra más en serio?
Desde el primer momento. Yo escuchaba una obra en YouTube y le decía a Paco que quería tocarla y él me animaba. Me daba la partitura y la trabajábamos en clase, ya desde primero de Profesional. Tocaba lo que me llenaba y lo que me gustaba, me incentivaba mucho, pero evidentemente lo hacía en mi nivel. Me acuerdo, por ejemplo, del Rondó de Dionisio Aguado y no tiene nada que ver cómo lo tocaba entonces con cómo lo toco ahora. En su momento me hacía mucha ilusión tocar esa obra. En esa época tocaba 7 u 8 horas al día. Me acuerdo de estar tocando y estar tan concentrado que, aunque mi madre me llamase a comer, yo ni me enteraba.
Lo tuyo con la guitarra es amor incondicional…
Sí, lo mío con la guitarra es una relación de amor-odio que no se puede explicar con palabras.
¿Cuál es el repertorio que más te llama la atención?
Sobre todo el Romanticismo y el repertorio de principios del siglo XX. Compositores como Aguado, Mertz —que para mí es un compositor increíble, muy poco conocido fuera del ámbito de la guitarra— o Joaquín Rodrigo, por supuesto. El Concierto de Aranjuez me marcó mucho desde que lo escuché por primera vez. Es una obra con la que conecto muchísimo, como si hubiera sido escrita para mí. Es LA obra, en mayúsculas.
En tu vida diaria, ¿qué música escuchas?
Mucho flamenco, sobre todo Vicente Amigo y Paco de Lucía, aunque escucho de todo. Uno de mis sueños sería poder ver en directo a Vicente Amigo. Cuando participé en el MUSEG, Festival Musical de Segovia, gracias a la gira del Intercentros Melómano de Profesional, casi coincidimos, pero al final no pudo ser. Espero tener la oportunidad próximamente.
¿También tocas repertorio flamenco?
Sí, pero por mi cuenta, no tengo formación específica en ese repertorio. Aprendo gracias a vídeos de YouTube.
Durante estos años, ¿hubo algún profesor con el que empezases a tomar clases más regularmente?
Cuando estaba realizando los dos últimos cursos de Grado Profesional me presenté al Concurso Internacional de Guitarra Clásica GSD y gané el Primer Premio. En el jurado estaba Alí Arango, un guitarrista increíble, con el que tomé algunas masterclasses en el concurso y me ayudó mucho con el Concierto de Aranjuez. Comencé a tomar clases con él todas las semanas en Barcelona, pero cuando llegó la pandemia tuve que dejar de ir. El Intercentros Melómano de 2019, cuando fui Primer Premio de Grado Profesional, lo preparé con él.
En esa época, ¿te presentaste a muchos concursos?
Sí, muchos. El propio Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza organizaba un concurso de interpretación en modalidad solista y gané las tres modalidades. También otros concursos específicos de guitarra pero, para mí, el más importante ha sido el Intercentros Melómano, me he presentado cuatro veces.
Este es el que te ha dado la oportunidad de empezar a dar conciertos.
Efectivamente. Los concursos de guitarra siempre están dotados con una guitarra o un premio económico, pero a mí sobre todo me interesa hacer conciertos porque es lo que te hace crecer, tocar delante de gente, y que te de igual tocar delante de tu familia o ante el rey. Tienes que estar siempre al cien por cien.
Siempre te veo muy tranquilo antes de salir a tocar.
Sí, seguramente eso es porque he ofrecido ya más de 500 conciertos en mi vida.
Cuando terminas el Profesional llega el momento de elegir centro para realizar el Grado Superior, ¿por qué decides quedarte en Aragón?
Por una parte yo conocía al profesor que había antes en el Conservatorio Superior de Música de Aragón, Pedro Mateo, que ahora está en Illes Balears, y es un musicazo, una enciclopedia andante. Después vino al CSMA Álex Garrobé, otro de los grandes, del que también había recibido masterclasses. Me gustaban mucho sus clases porque sobre todo se centraba en buscar los puntos de tensión de cada músico, gracias a él conocí la Técnica Alexander. Mi profesor actual, Anders Clemens, fue alumno de Garrobé, incluso llegaron a dar clases juntos, pero finalmente fue él quien se quedó en el CSMA. Estoy encantado, Anders es el mejor profesor que he tenido. De hecho, él es responsable al setenta por ciento de que yo haga ganado el Intercentros Melómano este año. En clase no vemos digitaciones, ni aspectos técnicos muy concretos; nos centramos en cómo justificar mi idea de una obra de manera lógica para que musicalmente tenga sentido. Es un docente increíble.
Ahora mismo estás realizando el segundo curso, ¿cómo decidiste presentarte al Intercentros Melómano este año?
Tú me diste el incentivo al decirme que nadie había ganado las dos categorías en la historia del concurso. Pensé que sería fantástico ganar ambas modalidades, para mí era una fantasía. Ahora sigo en la nube.
Tras haber realizado tu debut en el Auditorio Nacional de Música con el Concierto de Aranjuez junto a la Orquesta Metropolitana de Madrid, bajo la batuta de Silvia Sanz Torre, ¿cómo afrontas la gira que viene a continuación?
Con muchas expectativas. El otro día, comiendo con mi profesor, hablábamos de que es el momento de buscar una agencia de representación. Su consejo era buscar a alguien a quien no le importe únicamente el Stoyan músico, sino la persona. Además, en clase siempre me daba consejos diciendo: ‘esto apúntatelo para el Stoyan del futuro’, pero ahora me dice: ‘el Stoyan del futuro es el que va a tocar con la Sinfónica RTVE’. Me gustaría tocar el Concierto de Aranjuez. Sé que puede ser pesado porque ya lo he hecho con las dos orquestas con las que he tocado y espero hacerlo también con las dos que quedan de la gira de Profesional, pero es una obra que no me cansa. Hay unas cuantas obras que podría estar tocando toda mi vida porque me llenan tanto que no me importa.
El objetivo principal de la gira que te ofrecemos como premio es que entres en el circuito y las entidades empiecen a invitarte ya como profesional a sus temporadas, ¿esto está sucediendo?
Sí, en concreto con Concerto Málaga. El 1 de mayo interpretaré junto a ellos el Concierto para guitarra y orquesta de cuerdas de Giuliani y es posible que pronto también hagamos el de Vivaldi.
Muchos de los conciertos que has ofrecido hasta la fecha han sido a través de la organización Musethica, ¿qué tipo de actividades desarrolláis?
Musethica es una organización fundada en 2012 en Zaragoza por Avri Levitan, un violista internacional de origen israelí, y Carmina Marcuello, profesora de la Universidad de Zaragoza en la Facultad de Economía. Su propósito es acercar la música clásica a gente que nunca ha escuchado este tipo de música, ya sea en colegios, residencias, hospitales, prisiones, centros sociales, etc. Para mí es muy importante trabajar con ellos porque hacemos muchos conciertos y esto es lo que más me ha hecho crecer en los últimos años. A veces hacemos conciertos en situaciones muy complicadas, por ejemplo hemos estado varias veces en un hospital de parapléjicos y es increíble apreciar cómo estas personas están sintiendo lo que tú les estás ofreciendo. Es tan bonito que no puedo ni expresarlo en palabras, te llega muy adentro. No siempre tenemos situaciones tan extremas, a veces son conciertos para niños en colegios, que son muy divertidos. Conseguir que el público que no es habitual de los conciertos te preste atención y se quede embelesado con la música es lo más bonito que te puede ocurrir. Siempre intento estar al cien por cien en los conciertos, da igual para quién esté tocando. En Musethica me han inculcado esta mentalidad: lo importante es tocar y hacerlo bien.
El año pasado tuviste la oportunidad de estrenar una obra de David del Puerto para guitarra y viola (junto a Joaquín Arias) y la experiencia se volverá a repetir en 2022 con una pieza para guitarra y saxofón (junto a Reynaldo Rojas). ¿Cómo se vive la oportunidad de dar a conocer al público una obra por primera vez?
No me lo he tomado con presión, para mí no es un ‘tengo’ que estrenar una obra de David del Puerto, que es una persona enorme, sino que ‘quiero’ hacerlo, me hace mucha ilusión. Es muy interesante y se aprende muchísimo. En el caso concreto de David, tiene una forma tan particular de escribir que te ofrece mucho margen interpretativo para poder expresarte. En la obra que estrené con Joaquín Arias disfruté mucho. La relación compositor-intérprete me parece muy singular.
Ahora mismo estás estudiando también Derecho en la Universidad de Zaragoza. ¿Es algún tipo de plan b?
Desde pequeño tenía muy claro que quería estudiar una carrera universitaria además de la música. También tenía claro que estudiaría Derecho. Pero sí, ahora mismo es un plan b porque gracias a este premio creo que hay más probabilidades de encauzar mi vida como solista de guitarra más que como abogado. A mí la docencia no me llama la atención, yo quería estudiar música para poder tocar, ya sea como solista o en formato música de cámara. Tocar para la gente es lo que me hace más feliz y creo que consigo hacer feliz a la gente, al menos es lo que me han dicho en los últimos años… me llena mucho. Voy a acabar la carrera, pero espero vivir de tocar la guitarra.
La vida del guitarrista es un poco solitaria, ¿te interesa poder hacer alguna agrupación de cámara en el futuro¿
Para toda la vida creo que no, o al menos aún no. Me divierte mucho, la música de cámara me atrae, pero no hay muchos instrumentos con los que pueda hacerla debido a las características de la guitarra. Me lo planteo más como algo ocasional, de momento estoy enfocado en ser solista.
Entre la guitarra y el Derecho no parece que te quede mucho tiempo libre, ¿qué haces cuando dispones de un poco de tiempo de ocio?
Normalmente estar con mis amigos, ya sea online para jugar a algún videojuego o en el propio campus de la Universidad, ya que la mayoría de mis amigos estamos en el mismo campus, aunque estudiamos carreras diferentes. La gente siempre me dice que tengo un día muy largo, pero yo estoy muy contento porque a lo largo del día veo a mucha gente diferente y tengo un día tan completo que, cuando me voy a la cama, digo: ‘¡no puedo pedir más!’. Estoy muy contento con mi vida ahora mismo. Antes también hacía esgrima como federado, pero he tenido que dejarlo de momento, tanto por las restricciones por la pandemia como por la falta de tiempo, ya que no puedo sacarle todo el provecho que me gustaría.
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