En colaboración con la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana
Las Fallas, la Magdalena, los Moros y Cristianos o les Fogueres son una masiva demostración del vínculo esencial entre las agrupaciones y el calendario de festividades de este territorio, que se reproduce en cada municipio
El pasado 18 de marzo, en las calles de una Valencia abarrotada y festiva, los vecinos y visitantes más observadores se percataron de una imagen curiosa: una larga banda de música que en realidad eran dos, y de orígenes muy diferentes. Cuarenta intérpretes valencianos y cuarenta alemanes desfilaban junto a una de las cientos de comisiones falleras en la tradicional Ofrena. Las dos formaciones compartían el repertorio típico de pasodobles de esos días, desde Morenito de Valencia a Paquito el Chocolatero.
La singular sinergia se convertiría en una de las postales musicales de las últimas Fallas, unas fiestas que, como todas en la Comunitat Valenciana, crecen en el vínculo entre la fiesta popular y la música. En palabras de la presidenta de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana, Daniela González: ‘Somos un colectivo vertebrador: cada municipio tiene sus festividades o su propia manera de conmemorar días importantes, pero en todas están presentes nuestras sociedades musicales’.
González hacía esta reflexión pocos días antes de que comenzara la semana grande de la Magdalena en Castellón, otra fecha marcada en rojo en el calendario festivo de la Comunitat. Allí, acompañando a las luminosas e imponentes gaiatas, más de 800 intérpretes de una veintena de agrupaciones de la provincia impusieron una genuina banda sonora.
Durante las Fallas, con más de 300 comisiones falleras aliándose con agrupaciones de todo el territorio, esa cifra se multiplica. A finales de abril, los Moros y Cristianos de Alcoy cerraban la triada de grandes fiestas —por número de participantes— de la primavera en las comarcas valencianas. El siguiente gran exponente de esta relación tendrá lugar en junio, con les Fogueres de Alicante.
Capítulo aparte merece la conexión entre las sociedades musicales y la Semana Santa, en la que todo el territorio queda cosido por el tránsito entre marchas fúnebres y los pasodobles del Domingo de Resurrección. ‘Pensemos que solo en Valencia hay 31 cofradías y algunas cuentan con hasta tres bandas’, explicaba Domingo Carles, miembro de la junta directiva de FSMCV y presidente de la Societat Musical Poblats Marítims, en el contexto de la última Semana Santa Marinera, tradicional de la ciudad de Valencia.
Que las fiestas en la Comunitat Valenciana no se entienden sin sus sociedades musicales y que ambos fenómenos se retroalimentan quedó patente hace no tanto, cuando la pandemia dejó en silencio plazas y calles de todos los municipios. Un estudio realizado tras la fase más dura de la crisis, cuando se suspendieron todos los eventos sociales, cifró en más de 30 millones de euros las pérdidas para el colectivo de las sociedades musicales. El regreso a la plena normalidad, con todos los intérpretes de vuelta en pasacalles, desfiles y actos festivos de todo tipo, no se produjo hasta tres ediciones después. ‘Parece que ha pasado una eternidad, pero en 2023 vivimos el primer año de fiestas con banda de música al completo desde que se inició la pandemia’, apunta González.
Lo que no consiguió el virus fue dejar en silencio un territorio puramente musical. Con el cerrojazo general, surgió una iniciativa impulsada por FSMCV que ha pervidido hasta nuestros días. Se trata del Festival de los Balcones, una convocatoria lanzada durante al aislamiento para que el 19 de marzo de 2020 —jornada de clímax fallero— todos los músicos de la Comunitat Valenciana salieran al balcón de su casa con su instrumento para entonar una melodía conjunta. Dirigidos en streaming por el compositor y director alicantino Pere Vicalet, miles de intérpretes rompieron el vacío en las calles interpretando un concierto colectivo que cosió la sociedad valenciana con los compases de Amparito Roca y Paquito el Chocolatero.
Aquel hito supuso un leve consuelo en la crisis sanitaria y quedó grabada en el imaginario colectivo. Su gran repercusión nacional e internacional puso de manifiesto el valor artístico, cultural y social de la considerada como Terra de Música. Con ese espíritu la Generalitat Valenciana adoptó aquella idea para homenajear al colectivo de las sociedades musicales y su vínculo con las fiestas.
El Festival de los Balcones se trasladó al 9 de octubre, día de la Comunitat Valenciana, y a los balcones del emblemático edificio de Presidencia de la Generalitat. ‘El mejor homenaje, en cualquier caso, es permanecer presentes en los momentos más importantes de cada ciudad o pueblo donde hay una sociedad musical’, incide la presidenta de FSMCV.
Además, el binomio fiesta-sociedad musical demuestra su capacidad de llevar la onda expansiva cultural mucho más allá. El hecho de que una banda de música alemana desfilara en las pasadas Fallas se debió a la diáspora por todo el planeta de músicos de agrupaciones valencianas. Músicos con denominación de origen que hacen sonar una cultura por todos los rincones del planeta.
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