Hablamos con la soprano tarraconense Sara Blanch antes de abordar un momento profesional muy especial para ella: su primer recital en solitario en el Palau de la Música Catalana. También la podremos ver en la Accademia Nazionale di Santa Cecilia en Roma, en el Rossini Opera Festival de Pésaro y realizando su debut en el Teatro alla Scalla de Milán.
Por Ana Nasarre
Desde que empezaste tu carrera tu voz ha evolucionado y has incorporado más autores a tu repertorio, ¿con qué compositor te sientes más cómoda o crees que actualmente se adapta mejor a tu voz?
La verdad es que estoy cantando muchos compositores distintos y me siento bien con todos ellos. Creo que lo importante es, aparte de tener una voz adecuada para la obra que se tenga que cantar, saber muy bien cómo afrontar lo que vas a cantar, cómo tu voz se va a relacionar con el compositor, con el estilo y con la obra en concreto. Actualmente, estoy cantando obras de Haendel, Mozart, Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi, Stravinski, Strauss… También me siento muy cómoda con el repertorio francés, compositores cómo Debussy, Massenet o Thomas me encantan. Cada compositor y cada obra me permite conocer más y conocerme más. Las posibilidades de la voz son infinitas.
¿Ha habido algún acontecimiento importante, aparte de ganar varios concursos, que haya influido definitivamente en tu carrera?
Siempre digo que nunca es una sola cosa, al menos en mi caso, la que hace que la carrera se vaya desarrollando y evolucionando. Siempre son ‘consecuencias de’. Creo que lo que hace evolucionar una carrera es la propia evolución, valga la redundancia. El estudio, la superación, la constancia, la pasión, la ilusión, el perfeccionamiento… Pero sí que hubo una experiencia concreta, para mí muy especial, fue cuando hice un jump in en Florencia para interpretar la Zerbinetta de Ariadne auf Naxos en el Maggio Musicale Fiorentino. Me avisaron con menos de 24 horas de antelación y yo había debutado ese rol hacía ocho meses en el Gran Teatre del Liceu. Después de recibir varias llamadas, me lancé a la piscina y acepté. Fue un desafío importante, pero salió muy bien. Ese día estaba entre el público el exdirector de la Staatsoper de Viena, que al escucharme quedó muy gratamente sorprendido; fue gracias a él que recibí mi primera invitación para ir a debutar en la ópera de Viena con el rol de la Reina de la Noche de La flauta mágica de Mozart.Estas cosas te dan una enorme satisfacción.
De todos los roles que has encarnado, ¿de cuál te sientes más orgullosa o feliz de haber interpretado?
Son muchos [risas]. Me enamoro de cada personaje que hago y descubro, así que haría una lista larga con todos los roles que he cantado, pero para concretar un poco, la Reina de la Noche, por ejemplo, es uno del que estoy muy orgullosa, porque es de los que más he cantado de momento (era uno de mis sueños). También es muy exigente y lo he ido perfeccionando paso a paso. Es un personaje en el que he podido ver mi evolución y que me ha permitido trabajar en ella y entenderme más. Otros roles serían Lucia, Ophélie, Zerbinetta, Sonnambula, Fiorilla, Marie…
¿Has dicho no a alguna propuesta por considerar que no era el momento oportuno todavía para tu voz? Si se ha dado el caso, ¿ha tenido consecuencias?
Sí, he dicho no varias veces por distintos motivos y considero muy importante hacerlo. A veces ha tenido consecuencias, y otras veces no, pero, ante todo, una tiene que ser fiel a sí misma, a su persona y a su voz. Creo que, de no ser así, las consecuencias serían más graves.
El canto lírico es una disciplina que requiere un gran esfuerzo y dedicación, ¿cómo mantienes tu voz en forma?
Para mantener la voz en forma es muy importante que todo tu ser se mantenga en forma. Al final la voz es el reflejo de nuestra alma y a la vez está dentro de nuestro cuerpo, así que es importante mantener un cuerpo sano, con una buena alimentación, haciendo ejercicio físico y también una buena preparación mental. Esto no significa que no puedas permitirte comer dulces, beber un buen vino o un cóctel o hacer excesos en determinados momentos, pero sí que es importante saber cuándo te lo puedes permitir o cuándo debes permitírtelo, porque el consentirte algo que puede parecer ‘no tan sano’ puede ser beneficioso para tu mente en un momento determinado. Creo que se trata siempre de encontrar el equilibrio. Por otro lado, considero la espiritualidad también un factor muy importante en mi desarrollo como ser humano y como cantante.
¿Cómo te preparas emocionalmente para representar los sentimientos en el escenario?
Busco siempre la parte de mí que conecta más con el personaje que voy a interpretar. Cómo yo me relaciono con ese sentimiento, cómo empatizo con el personaje y con la situación en concreto. Creo que mostrar la propia ‘verdad’, ofrecer un sentimiento sincero, es lo que consigue dar vida a un personaje y conectar así con las personas. Esta es mi finalidad, mover, conmover, sanar y conectar nuestras almas.
¿Llevas algún objeto o haces algún ritual antes de salir a escena?
Sí, tengo varias rutinas que me funcionan muy bien y me ayudan a conectar con mi energía y concentración. Me sirven para que el canto fluya con naturalidad. Luego hay muchos ejercicios que permiten también una buena preparación antes de salir a escena, por ejemplo, creo que es muy importante estirar el cuerpo antes de ponerse a calentar la voz. Si el cuerpo está elástico y flexible, la voz también. La verdad es que hay infinidad de cosas que una puede hacer y es bonito seguir descubriéndolas. Al final, lo más importante y lo que me va mejor es la escucha, escucharme mucho y entender lo que me va a funcionar y lo que necesito en cada momento, para mí esta es la clave.
Habitualmente cantas ópera, ¿te gustaría interpretar más zarzuela? ¿Por qué crees que se representa tan poca en nuestro país? ¿Qué debería suceder, según tu opinión, para que se revierta esta situación?
Me haces esta pregunta justamente en un momento en el que me acaban de llamar para hacer un recital de zarzuela en el Teatro de la Zarzuela de Madrid y estoy enormemente feliz por ello. Opino que sería realmente interesante que la zarzuela se representara a nivel mundial, no solo a nivel estatal. Según mi opinión, se debería expandir. Creo que en el Teatro de la Zarzuela se representan producciones preciosas, que podrían hacerse perfectamente en los mejores teatros del mundo y que habría que luchar por ello.
Háblanos de los últimos roles que has interpretado y de tus experiencias y emociones.
Recientemente, he interpretado el papel de Oscar de Un ballo in maschera en el Gran Teatre del Liceu. Este rol ha sido para mí muy especial en muchos sentidos y un desafío muy importante, ya que finalmente tuve que hacerme cargo de todas las funciones (nueve en doce días) y, sobre todo, porque en ese período perdí a un familiar muy querido. Por un lado, me sentí afortunada de poder estar al lado de mi familia en un momento personal tan duro y, por otro lado, fue difícil sobreponerme a mis sentimientos para salir a dar lo mejor de mí en el escenario, en una situación en la que mi cuerpo me pedía tranquilidad y luto. Por suerte, estuve acompañada de los míos en todo momento y sentí también el calor de todos en el teatro, tanto del personal, como de los compañeros y del público. Fue un período de completo contraste, de risas y lágrimas, donde las emociones se disparaban de un extremo a otro. Os cuento todo esto porque me parece importante explicar también esta parte personal tan humana, que quizá no se comparte tanto, en unos momentos en los que esta profesión se hace realmente difícil. Ahí te das cuenta de la importancia de la familia, de las relaciones humanas y la relación directa que tiene con la música, el poder que ejerce en nosotros y la esencia de esta misma. Son cosas que no se pueden separar.
Por otro lado, recuerdo otros proyectos anteriores que me dieron una gran satisfacción y una alegría inmensa: mi aparición en el Teatro Real como Fiorilla en Il turco in Italia, mi primer recital en el Gran Teatre del Liceu, el debut en el rol de Anne en The Rake’s Progress en el Maggio Musicale Fiorentino, mi debut en el Rossini Ópera Festival interpretando Zenobia en Aureliano in Palmira, en Viena cmo Reina de la Noche en Die Zauberflöte y mi debut en el Messiah con la Accademia Nazionale di Santa Cecilia di Roma.
¿Te queda algún sueño por cumplir? ¿Crees que llegará pronto?
Yo siempre pido, pedir es gratis [risas]. Sí, soñar es muy bonito y lo más bonito es hacer todo lo que está en tus manos para que tu sueño se realice (esto sí que no es gratis, significa esfuerzo, dedicación, pasión, ganas, superación, inversión…). Yo solo con dedicarme a cantar, ya tengo el sueño de mi vida cumplido, y doy enormemente las gracias por ello. Creo que mi forma de agradecerlo es dando cada día lo mejor de mí, en los ensayos y en el escenario. Pero es verdad que cuando ves que consigues una cosa con la que soñabas, aparece otro sueño, la mente es ágil, rápida y proyecta lo que quiere. Por ejemplo, un sueño sería cantar en EE. UU., ya que nunca he estado allí, en el Metropolitan de Nueva York. También me gustaría actuar en Japón.
¿Cuáles son tus próximas actuaciones?
Mis próximos compromisos me hacen muchísima ilusión, ya que voy a dar mi primer recital en solitario en el Palau de la Música Catalana (2 de mayo). Tengo también dos actuaciones con la Accademia Nazionale di Santa Cecilia en Roma, con la que me siento muy cómoda haciendo música. Mi regreso este verano al Rossini Opera Festival de Pésaro, que será la capital italiana de la cultura, y también mi debut en el Teatro alla Scala de Milán, que me emociona tanto. Entre otros proyectos que todavía no puedo contar.
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