
Rubén Gallardo, especializado desde hace años en la música para cine, ha visto reconocido su trabajo con el Premio al Mejor Compositor en la edición 2024 del New York International Films Infest Festival. Hablamos con él sobre el cortometraje por el que ha sido premiado, su proceso creativo y sus inicios en la composición de bandas sonoras.
Por Manuel Pacheco
¿Qué supone para tu trayectoria recibir este premio en el New York City International Films Infest Festival?
Es un reconocimiento muy importante. En general, los premios a las bandas sonoras son algo limitado, y muchas veces no se les otorga el valor que realmente merecen. Por eso, haber recibido este galardón ha sido como ganar un pequeño Oscar. La emoción y la alegría son inmensas, y me han hecho reafirmar mi confianza en mí mismo y en mi talento. Este premio es un impulso para seguir luchando por mis sueños y para continuar creando música que conecte con el público.
¿Cómo resumirías Mirror Stacy, el cortometraje en el que has trabajado?
Mirror Stacy es una historia intensa y emotiva sobre una mujer de mediana edad al borde del suicidio. En el momento más crítico, se reencuentra con su yo más joven, lo que la transporta a su infancia y le permite recordar la inocencia y la felicidad que una vez sintió. La película juega con la percepción del tiempo, los recuerdos y los sueños, y genera un relato profundamente introspectivo y conmovedor.
¿Qué planteamiento musical has ideado para esta película?
Mi objetivo con la música de Mirror Stacy era reforzar la dualidad de la protagonista, potenciando el suspense —sin ser invasivo— y jugando con la idea de lo onírico y lo real. Para ello, utilicé una combinación de sintetizadores y efectos electrónicos que aportan una textura envolvente, sumergiendo al espectador en el mundo emocional de la protagonista adulta. Paralelamente, incorporé el piano y la sección de cuerdas de una orquesta, aportando un tono nostálgico que refleja la fragilidad y la esperanza de su yo más joven. Esta mezcla sonora crea una sensación de inestabilidad que culmina en un desenlace dramático.
Recibes este galardón mientras te encuentras ya sumergido en próximos proyectos. ¿Qué puedes contarnos sobre ellos?
Acabo de finalizar la banda sonora de Breaking Character, un cortometraje ambientado en la década de 1980 en Orange (California) que explora la industria cinematográfica y los estereotipos que han afectado a los actores negros en Hollywood. Ha sido un reto interesante porque la película tiene tres capas narrativas distintas: la sonoridad jazzística de la época, la película ficticia dentro del film (un thriller de drogas) y la historia emocional sobre los estereotipos. Cada una de estas capas ha requerido un enfoque musical diferenciado.
Ahora mismo estoy trabajando en la adaptación musical de El Rey León para un concierto en Mallorca, y que supone para mí un proyecto muy especial. También estoy involucrado en Todo Incluido, un nuevo musical que se estrenará a finales de año, y en otros proyectos cinematográficos en Los Ángeles y Sídney.
Me interesan los pasos que sigues al abordar un nuevo trabajo. ¿Formas equipo con el resto de las personas involucradas? ¿Recibes indicaciones por parte de quien dirige, o tienes libertad creativa?
Cada proyecto es un mundo y tiene dinámicas diferentes. Me gusta trabajar directamente con el director, ya que me permite comprender su visión de manera más clara y transformar esa idea en música. En otros países, el proceso suele pasar por muchas personas antes de llegar al compositor, pero siempre intento evitar intermediarios innecesarios para que la comunicación sea más fluida. A veces las indicaciones son muy concretas, y otras tengo total libertad creativa.
Afortunadamente, con el tiempo he conseguido que confíen en mi criterio y, en la mayoría de los casos, soy yo quien define el enfoque musical sin muchas directrices. Esto se debe a que, muchas veces, los directores no tienen conocimientos técnicos sobre música, pero sí tienen sensaciones e ideas que yo traduzco en sonido. Después de componer la partitura, entra en juego un equipo amplio de arreglistas, editores e ingenieros de sonido, y comienza el proceso de grabación, mezcla y edición. Es un trabajo en equipo donde cada pieza es fundamental para lograr un resultado impecable.
¿Cómo te especializaste en la composición de bandas sonoras?
Desde muy pequeño tuve una conexión especial con la música gracias a mi padre. Aprendí de forma autodidacta, experimentando con diferentes instrumentos y absorbiendo conocimientos por mi cuenta. Aunque durante años me dediqué a la interpretación, la música siempre fue parte de mí. De niño pasaba horas viendo películas y repitiéndolas una y otra vez, sin darme cuenta de que esa era mi mayor escuela. Mi primer contacto con la composición cinematográfica llegó cuando un amigo que estudiaba cine me pidió una pieza de piano para una escena. Lo que hice le gustó tanto que terminó encargándome toda la banda sonora de su película, que además era su proyecto de tesis. Cuando la película se estrenó en un festival en Mallorca, gané mi primer premio a la mejor banda sonora, y ahí entendí que había nacido para esto. Desde entonces, la composición para cine se ha convertido en mi vida.
¿Qué compositores o músicas, no necesariamente de cine, tienes como referente e inspiración?
Hans Zimmer, sin duda. Es un compositor que representa todo lo que aspiro a ser algún día. Su trayectoria, su constante lucha por sus sueños y su evolución en la industria me inspiran día tras día. Además, su forma de componer y de innovar en el cine ha cambiado por completo la manera en la que se conciben las bandas sonoras hoy en día.
¿Y una película favorita?
Sin ninguna duda, El Rey León. Es mucho más que una película para mí. Fue la primera vez que acudí a una sala de cine, mi primera cinta VHS, mi primera cinta de casete, mi primer peluche… Pero, sobre todo, fue mi primer contacto con la música de cine. Desde que la vi por primera vez, su banda sonora quedó grabada en mi mente, y creo que, de manera inconsciente, marcó el camino de lo que hoy hago. Hans Zimmer entró en mi vida con esa película, y desde entonces ha sido una influencia constante.
En líneas generales, ¿qué función dirías que tiene la música en una película? O lo que es lo mismo, ¿con qué mentalidad concibes tu trabajo?
La música en el cine no es solo un acompañamiento, es el alma de la historia. Es lo que les da emoción, profundidad y significado a las escenas. Puede hacer que el espectador sienta miedo, felicidad, nostalgia o tensión sin necesidad de palabras. Siempre digo que la música de cine no está ahí para destacar, sino para hacer brillar la película. Si la partitura sobresale demasiado es porque algo no está funcionando bien. Su propósito es engrandecer la narrativa y sumergir al espectador en la historia. Mi trabajo consiste en contar algo a través de la música, no solo en hacer que suene bonito. Al final, el éxito de una banda sonora no se mide por lo espectacular que es, sino por lo bien que logra integrarse en la película y potenciar sus emociones.
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