Comienza un nuevo año y con él se acumulan los buenos deseos y propósitos para los próximos doce meses. Y sí, yo también soy de esos que aprovecha estas fechas para hacer resumen de lo sucedido y soñar con lo que está por venir. Pero como decía el fantástico Calderón, «y los sueños, sueños son’, así que para que no queden en el aire y se conviertan en realidad, hay que tomar acción.
Por Miguel Galdón
Es por ello por lo que quiero comenzar este 2024 compartiendo contigo uno de los deseos que me acompañará los próximos 366 días (sí, nos toca año bisiesto) y que me encantaría que fuera para muchos un punto de inflexión. Llámame idealista si quieres, pero estoy convencido de que las pequeñas acciones son las que hacen cambiar el mundo.
Y aquí va mi pequeño secreto: me he propuesto generar primeras experiencias artísticas.
Ya hemos hablado de los aspectos que influyen a la hora de estructurar una organización y su propuesta de valor y de cómo se combinan los elementos que moldean una experiencia artística. Precisamente reflexionando sobre este tema tomé conciencia de lo importante que resulta la emoción de esa primera vez que alguien se acerca al teatro, a un concierto o a una exposición. ¿Recuerdas aquella primera cita?
Por un momento imagínate volviendo atrás en el tiempo y visualiza cómo cruzabas el umbral de aquella enorme puerta de acceso a la sala de las emociones. Un patio de butacas abarrotado, las luces apagándose, el público aplaudiendo y… ¡la magia!
¿Cuándo fue la última vez que sentiste esa emoción?
Pues volvamos a la realidad y asumamos que hay muchísimas personas que no han tenido la fortuna de vivir esa experiencia todavía. Eso es. Todavía. Y aquí es donde aparece mi propósito para este nuevo año.
Este preámbulo nos sirve para descubrir uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el sector cultural y del que tú y yo tenemos mucho que decir. El tema no es otro que las barreras de entrada que existen en las propuestas culturales, y que necesitamos eliminar si queremos conectar con personas que hoy todavía no saben que existimos.
Y es que los datos son preocupantes: un 89,5 % de la población no ha asistido a ningún espectáculo de artes escénicas en el último año y el 96,1 % no ha asistido a un concierto de música clásica. Además, el interés por este tipo de propuestas se sitúa en un aprobado muy justito, siendo de 5,6 sobre 10 para las artes escénicas, y suspende con un 4,9 para los conciertos de música clásica.
Ante este panorama considero imprescindible que todos aportemos nuestro granito de arena y quiero compartir contigo los que, en mi opinión, son los principales problemas que alejan a muchas personas de las experiencias artísticas.
Dinero
Según la Encuesta de Hábitos Culturales, la cuarta causa por la que alguien no asiste a un espectáculo de artes escénicas o un concierto es porque lo considera caro.
Ya sabemos que la percepción de caro o barato es muy personal y poco tiene que ver con el coste de una entrada. Sin ir más lejos, existe una mayor sensibilidad al precio cuando hablamos de conciertos de música actual (9,3 %) que en obras de teatro (6 %) o representaciones de ópera (3,7 %).
En este mismo estudio podemos encontrar diferencias significativas por segmentos de población tanto a nivel demográfico como por nivel formativo, lo que nos indica que la barrera económica influye significativamente en el acceso a la cultura, si bien no es el único factor relevante.
A favor de las entidades culturales diré que en nuestro país la cultura está ampliamente subvencionada lo que les permite ofrecer espectáculos con un coste de producción elevado a unos precios accesibles. ¿Es entonces el precio un factor determinante?
Emoción
Cuando quedamos con amigos, vamos al cine, damos un paseo por el parque o jugamos a nuestro deporte favorito nos sentimos bien, del mismo modo que muchos de nosotros disfrutamos viendo una obra de teatro o un concierto. Sin embargo, para un segmento amplio de la población los espacios culturales no son espacios que les resulten confortables, sino que más bien les hace sentir fuera de lugar.
El sentido de pertenencia a un grupo es esa sensación de conexión, identidad y aceptación que experimentamos al ser parte de una comunidad y, lamentablemente, todavía no hemos conseguido que los espacios culturales sean percibidos por buena parte de la sociedad como lugares amables y cercanos en los que nos sentimos a gusto con nosotros y nuestro entorno. Quizá detrás de esto hay una concepción elitista o puede que las actividades que se desarrollan en su interior nos generen distanciamiento o quizá es que nunca nos hemos atrevido a cruzar esa puerta…
Para mí el problema más grave es que con esta situación se genera una nueva barrera que impide el acercamiento a la cultura, al arte y a la libertad.
Desconocimiento
El desconocimiento y los prejuicios son, en mi opinión, la gran causa por la que alguien no se atreve a participar de las actividades culturales que tienen lugar en su entorno más cercano.
En las estadísticas aparece escondido entre la falta de interés y la falta de tiempo, que son los motivos a los que alude cerca del 75 % de la población para no ir a una ópera, o en torno al 60 % de los que no van a un concierto de música clásica o una obra de teatro.
Pero seamos honestos. Todos somos grandes desconocedores. No podemos saber de todo, ni interesarnos por todo. Y no pasa nada. Podemos abrazar el desconocimiento con una actitud de crecimiento y enriquecimiento personal.
Abrirnos a nuevas experiencias, desterrar creencias limitantes y estar dispuestos a disfrutar son los ingredientes para encontrar la verdad que se esconde en el arte y la cultura.
Juande dice
Estoy muy de acuerdo en lo que dices. El género lírico en general hay que renovarlo para que el público quiera ir. Yo también creo que habría que hacer algo con el precio de las entradas para empezar. En Paris por ejemplo, dos horas antes puedes conseguirlas súper baratas y muy bien situadas. Quizás más descuentos a más grupos? (Autónomos, sanitarios, bomberos, empleados del hogar…) yo que sé, por poner ideas sobre la mesa. Y luego, desde dentro por supuesto. Ya hay una evolución grande en el género. Los cantantes cada vez son mejores actores, las puestas en escena… pues hay de todo, quizás sea algo en lo que hay que tener más control aunque siendo algo tan subjetivo es difícil, pero creo que es un tema al que hay que meter mano. Por otro lado, y aquí barro mucho para casa, ese sentimiento de lejanía del público hacia el género lírico viene también porque sigue habiendo muchísimo cantante extranjero en nuestras temporadas (menos mal que en zarzuela no). Si los intérpretes vienen de fuera porque somos tan catetos de pensar que lo que viene de fuera es mejor, también lo veré como algo lejano. Si hay más cantidad de españoles, pues es mucho más posible que el público se sienta más cercano a esos intérpretes y directores musicales y de escena. Por último, veo primordial mucha más implicacion con las escuelas, institutos,… que vengan a ensayos, que nosotros vayamos a ellos en sus centros, pero con asiduidad, no puede ser un evento extraordinario. Convertirlo en parte de su cotidianidad. En fin, es mi opinión, por supuesto, pero se puede conseguir 💪🏻