Wolfgang Amadeus Mozart: Clarinet Opera Divertimentos
David Arenas, clarinete
Iván García Redondo, clarinete
Eduardo del Río, violonchelo
QTV Classics, QTV-020
Paradigmáticos del auge editorial suscitado por la creciente demanda de música para consumo doméstico, los Divertimentos para clarinete (en propiedad, corni di basseto; aunque las obras circularon para gran variedad de conjuntos instrumentales), catalogados KV. Anh. 229/439b, fueron compuestos por Mozart hacia 1783. Se trata de un total de 25 piezas agrupadas en 5 divertimentos. El disco que nos ocupa contiene una serie de piezas publicadas con numeración correlativa a la anterior, números del 26 al 30, y constituirían un Sexto Divertimento con material musical proveniente de las óperas Le nozze di Figaro y Don Giovanni. Tampoco de este divertimento se conserva partitura autógrafa, y existe unanimidad en afirmar que los arreglos instrumentales no salieron de la pluma de Mozart. Según indica David Arena en la cumplida información del librito, editado por Breitkopf & Härtel, el Sexto Divertimentoen Si bemol Mayor tuvo su primera interpretación moderna mediados de los años 80 por el Trio di Clarone (Sabine Meyer, Wolfgang Meyer y Reiner Wehle), siendo grabado —esto lo añado yo— junto al Primero y Tercer Divertimento por EMI en 1986. Al Trio di Clarone debemos también la adaptación de las dos arias, el dueto, el trío y el cuarteto de Die Zauberfötte incluidos en este disco que, dicho sea de paso, es la primera grabación mundial tanto de estas piezas como del Sexto Divertimento para un trío formado por dos clarinetes en Si bemol y violonchelo.
Desde el punto de vista interpretativo estamos ante una gozada de disco y, me atrevo a decir, también ante un milagro. Empezando por último, que quizá intrigue más, porque se trata de un registro efectuado en el ya lejano 2006 que ve la luz ahora gracias a un sello modesto, de los que se apartan del repertorio trillado y admiran por su compromiso con los músicos y la música. Gozada interpretativa, porque Arenas, García Redondo y Del Río, poseen un equilibrio tímbrico y de conjunto extraordinarios, y hacen de cada pieza una delicada experiencia. Solo una mácula entre el esplendor: la duración del disco, poco más de 35 minutos, muy alejado de los estándares clásicos habituales.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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