Reseña | Weber: Symphonies & Clarinet Concertos

Berlioz, ferviente admirador del clarinete, afirmó que este era ‘el instrumento que mejor puede producir, hacer crecer, disminuir y perder el sonido. De ahí su preciosa facultad de producir efectos de lejanía, el eco del eco, el sonido crepuscular’. Carl Maria Von Weber, alma mater de la ópera romántica alemana, fue uno de los mayores representantes de la literatura creada desde finales del XVIII para clarinete, además de mostrar enormes dotes orquestales en sus muchas otras propuestas y desarrollos compositivos.

En este último y acertado lanzamiento de Ibs Classical, el clarinetista valenciano Joan Enric Lluna, en los papeles de solista y director, nos lleva de la mano, junto a la Berliner Camerata, a explorar ambos planos: el sonido con ‘sabor a madera’, emotivo y convincente del clarinete en los dos conciertos creados para Heinrich J. Bärmann en 1811 y ese gusto orquestal de las dos sinfonías de juventud que miran de reojo al ciclón beethoviano, mientras emerge la más pura nostalgia mozartiana. Por ello, debemos dejarnos llevar por el clarinete de Lluna, de una calidad sonora excelente, con un preciso control del fiato y del tempo, lírico en los adagios de los conciertos —preciosos y precisos ambos— y brillante y seguro en el resto de los movimientos, protagonizados por fraseos y dinámicas muy equilibradas. Su propuesta es convincente y anima a profundizar en la importancia que adquirió el clarinete como instrumento solista a lo largo del XIX y el XX, tras su evolución del chalumeau. Las Sinfonías núm. 1 y núm. 2 suponen un paso más en este ‘proyecto’: el gusto por lo sencillo, por lo popular y por un desarrollo orquestal del esquema clásico que vislumbra ya el romanticismo. La dirección del maestro es impecable y arrastra al conjunto a seguir la senda marcada por un respeto absoluto al estilo musical centroeuropeo, aderezado con acierto, con un cierto toque luminoso y mediterráneo. De esta forma, la orquesta nos presenta sin ambigüedades al Weber (pre)operístico, que sorprende recorriendo con suma habilidad los territorios entre lo teatral y lo sinfónico.

Recordando a Berlioz: ¡el eco del eco de esta música sigue resonando en mí en este tiempo de silencios!

Por Alessandro Pierozzi