Reseña | W. A. MOZART. Le Testament Symphonique. Symphonies 39, 40 & 41

Jordi Savall con su orquesta de instrumentos históricos Le Concert des Nations nos obsequia con un excelente álbum dedicado a las tres últimas sinfonías de W. A. Mozart, junto a otra pequeña joya: la Maurerische Trauermusik KV 477. Al igual que hiciera Nikolaus Harnoncourt en su brillante y extraordinaria versión de estas sinfonías, Savall concibe estas tres obras como un todo unitario que debería escucharse sin solución de continuidad, como si de un oratorio en tres partes se tratase. Es por ese motivo que, en el segundo disco, se ha insertado, de nuevo, la Sinfonía núm. 40, de tal forma que podemos escuchar seguidas las sinfonías núm. 39 y núm. 40, por un lado, y la núm. 40 y núm. 41 por otro.

Savall no pierde la sonoridad característica de su orquesta, con unos excelentes instrumentos de viento, los inconfundibles timbales de Pedro Estevan y una sección de cuerda relativamente reducida, pero compacta y en consonancia con los criterios interpretativos de la época. Destacan, especialmente, las bellas y bien conseguidas ornamentaciones del primer clarinete en el tercer movimiento de la Sinfonía núm. 39 (cosa no habitual en las grabaciones de este repertorio) o la agógica en algunas cadencias del Allegro del primer movimiento de dicha sinfonía. Los tempi son, en general, ligeros, especialmente en cada uno de los tres minuetos que aparecen y muy importante: en ningún momento se pierde la energía y fuerza interpretativa que necesita esta música. La Maurerische Trauermusik, grabada el año 1991, está soberbiamente interpretada.

El libreto está bien documentado y la presentación de los discos es impecable. Conviene recordar la relación especial de Savall con Mozart, cuando, de pequeño, escuchó una versión para cuarteto de cuerda del Réquiem, cosa que le hizo decidir dedicarse a la música. Eso es amor.

Por Àngel Villagrasa Pérez