Alexandre Tharaud, piano
Sabine Devielhe, soprano
Justin Taylor, piano
Erato 0190295386429
Melómano de Oro
A Claude Balbastre debemos el último preludio no mensurado para clavecín de la música francesa. Su exitosa carrera quedó truncada por la Revolución. Despojado de cargos y pensiones, el otrora organista de Notre Dame, de la Capilla Real de Versalles, profesor de María Antonieta y otros nobles, se aplicó con repentino fervor patriótico a tocar marchas y canciones en loor de la República. Las variaciones sobre La Marsellesa no le habrían evitado el cadalso de no haber estado su hija casada con un hombre del naciente régimen.
Y hasta aquí la decadencia.
El esplendor se escribe con los nombres de quienes conocieron el amor de Luis XIV por la música: D’Anglebert, De Visée, Couperin, Rameau (el deslumbrante Royer, bajo el frívolo Luis XV, es la excepción). D’Anglebert transcribió para clavecín al admirado Lully; Alexandre Tharaud ha hecho lo propio para piano. La Marcha para la ceremonia de los turcos del florentino es una de las delicias que depara este disco. Desde que el pianista descubriera de joven a Rameau interpretado al piano, no ha cesado de revisitar el Barroco. Ya como profesional, sus grabaciones del período revelan una técnica aquilatada que aúna precisión y sutileza extremas. No exagero al afirmar que Versailles es el trabajo de un artista consumado en recrear los infinitos matices de la belleza. Del fiero arpegiado en la Marcha de los escitas de Royer al vagar lánguido de los espíritus amados por Couperin, del aria al dios conyugal ‘Viens, Hymen‘, invocado por la voz etérea de Sabine Devielhe, a la versión a cuatro manos con Justin Taylor de Los salvajes, números ambos de Las indias galantes, hasta acabar con las monumentales Folías de España, todo es belleza en este disco. Nuestra única obligación es disfrutarlo.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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