Totentanz
Josu de Solaun, piano
Moravian Philharmonic
Jonathan Pasternack, dirección
ARIA Classics ARIA 016
Melómano de Oro
Con el título Totentanz, el pianista valenciano Josu de Solaun y la Orquesta Filarmónica de Moravia, dirigida por Jonathan Pasternack, nos proponen un recorrido musical intenso y apasionado por algunas de las obras más emblemáticas del repertorio romántico. El disco incluye Burlesque para piano y orquesta en Re menor TrV 145 de Richard Strauss, el Concierto para piano núm. 1 en Mi bemol mayor S. 124 y el núm. 2 en La mayor S. 125 de Franz Liszt, así como Totentanz, paráfrasis sobre el Dies Irae S. 126, también de este último compositor.
Burlesque está dedicada a Hans von Bülow, yerno de Liszt. La obra combina el lirismo y el colorido tonal, que nos recuerda al Strauss más operístico, con un virtuosismo en la parte del piano de gran dificultad y que aporta jovialidad a la partitura. De Solaun demuestra su habilidad técnica y sensibilidad desde los primeros compases, con una interpretación ágil, llena de contrastes dinámicos y en la que aborda sin aparente dificultad todas las complejidades rítmicas y armónicas que plantea la partitura.
Seguidamente, el Concierto para piano núm. 1 de Liszt destaca también por su carga emocional y por su virtuosismo. Compuesto en cuatro movimientos, debemos destacar la belleza del Quasi adagio que introducen los violonchelos y contrabajos a los que se une posteriormente el piano en una sonoridad dolce. En toda la obra, la interacción con la orquesta es impecable, resaltando la visión clara y cohesionada de Pasternack como director.
Algo similar nos encontramos en el Concierto para piano núm. 2. Escrito como un movimiento único, organizado en seis secciones, nos recuerda estructuralmente a los poemas sinfónicos del compositor. De Solaun muestra un profundo entendimiento de la narrativa musical del compositor húngaro.
El disco se cierra con Totentanz, en la que se combina la melodía medieval del Dies Irae con el virtuosismo pianístico. En esta versión, los músicos logran transmitir el tono dramático que persiste a lo largo de toda la composición, sumergiendo al oyente en una experiencia intensa y absolutamente evocadora. Imprescindible.
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