Soberbia exquisitez
En el presente año el prestigioso y mundialmente reconocido violinista Ray Chen ha sacado su nuevo disco, The Golden Age.
Está compuesto por una selección de obras de estilos muy diversos, pero de una calidad y gusto musical excepcionales. Entre ellos encontramos piezas de Satie, Debussy, Gershwin o incluso Ponce, con el famoso tema de Estrellita.
Por destacar momentos de su carrera profesional, diremos que Chen ganó el primer premio de la división senior del concurso internacional Yehudi Menuhin para jóvenes violinistas en Cardiff, Gales. Posteriormente en abril de 2016, fue el jurado más joven del concurso internacional Yehudi Menuhin para jóvenes violinistas en Londres, Ning Feng, Julia Fischer, Tasmin Little y Jeremy Menuhin, entre otros.
Podemos destacar las colaboraciones que encontramos en el disco, pues el Concierto para violín num. 1 de Bruch lo acompaña la Orquesta filarmónica de Londres; el pianista Julien Quentincolabora en las obras de Ponce, Kreisler, Gershwin y Scott, por nombras algunas. Como violinista también aparece Noah Bendix-Balgley y como violista AmihaiGrosz.
Como podemos ver el repertorio escogido por el australiano-taiwanés resulta un recorrido por los distintos estilos y formas de tocar el violín a través de obras en las que también luce y muestra su virtuosismo y musicalidad indudables.
Desde los primeros minutos ya encontramos pasajes musicales tan melodiosos como estruendosos, donde los distintos golpes de arco y carácter musical son los protagonistas. La forma de tocar de Ray Chen es un dejarse llevar, un fluir de la música donde no cabe la precipitación, nos encontramos dentro del entramado musical sin ser conscientes, la fragilidad de su música demuestra la calidad que posee.
Actualmente Ray Chen es uno de los violinistas más innovadores y adaptados al mundo actual, podemos encontrar un tráiler que anuncia la presentación de este disco que aquí comentamos, además de encontrarle en todas las plataformas digitales, con un carácter cómico y en constante movimiento.
Por: Cecilia M.ª González Zango
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