Reseña | Tatulón. La danza medieval del plectro

Interesante disco de José Luis Pastor para el sello Lindoro. En este programa se nos presenta un interesante y poco conocido repertorio medieval adaptado para instrumentos de plectro muy variados. De hecho, el intérprete hace uso de 6 instrumentos diferentes, inspirados a partir de miniaturas encontradas en códices, pórticos y frescos. Una original fotografía en el libreto del disco nos permite hacernos una idea visual de esos instrumentos, cosa que es de agradecer.

Si bien se trata de una interpretación muy bien documentada, con criterios históricos interpretativos, estamos en el campo de la pura especulación, pues el repertorio aquí presentado no es original para dichos instrumentos. Es más: los propios instrumentos son también «ciencia ficción», porque no hemos conservado de la época ninguno de ellos.

La sonoridad del Monasterio de Nuestra Señora de Loreto de Espartinas (Sevilla) nos ofrece la acústica perfecta para este tipo de obras, pues muchas veces se suele abusar de acústicas excesivamente reverberantes en el campo de la música antigua, cosa que no es el caso aquí. La toma de sonido es buena, a pesar de que en los finales de algunas piezas no se deja resonar lo suficiente a los instrumentos, procediendo al corte artificial, cosa muy común en muchos discos de música clásica, quizás por ese temor al «silencio», tan poco valorado en la sociedad actual.

José Luis Pastor demuestra un buen dominio técnico de los diferentes instrumentos musicales empleados, con buena musicalidad. Destaca especialmente la buena sonoridad del laúd castellano del siglo XIII en la pieza La utimie estampie real. La çinfonia «de trastes» nos ofrece también una sonoridad muy interesante en la pieza Kalenda Maia, a pesar de detectar alguna pequeña desafinación en los registros agudos. Quizás se haga demasiado larga la pieza Robertsbridge Stampie, teniendo en cuenta que el público destinatario de este tipo de grabaciones suele ser, en general, profano en la materia; piezas demasiado largas podrían distraer su atención.

Por Àngel Villagrasa Pérez