John Dowland ha sido, sin duda, uno de los mejores laudistas del Barroco, además de un excelente compositor, siempre cargado de melancolía, como lo demuestra una de las obras grabadas en este disco del sello Carpe Diem Records:Semper Dowland Semper Dolens. El título de esta magnífica pieza resume a la perfección el carácter de la música de Dowland. Lo mismo podríamos decir también de la pieza Lachrimae, incluida también en la grabación. El laudista Florent Marie hace una interpretación magistral en este disco, en donde podemos apreciar cada uno de los matices del laúd renacentista gracias, no solo a la interpretación, sino a una toma de sonido próxima y nítida que nos permite descubrir las sonoridades resonantes de este magnífico instrumento. La técnica de Florent Marie es pulcra, con atención a los detalles y a las disonancias cuando es necesario enfatizarlas. La elección de los tempi es muy adecuada, sin estridencias en las piezas rápidas y dando pie al lirismo en las piezas lentas, haciendo uso de la agógica cuando es necesaria. El lugar de la grabación es la Iglesia d’Habloville de Orne (Francia) que nos da el punto justo de reverberación, sin ser una de aquellas iglesias que, debido a su profunda reverberación, enmascaran los ataques de las notas, perdiendo precisión. El librillo del disco es absolutamente minimalista, como lo pretende ser el formato de la grabación, hasta el punto que no aparece ninguna fotografía del intérprete, pero sí de su instrumento y del lugar del concierto. Tampoco se hace mención a la afinación y temperamento empleados, cuestión siempre interesante y que muchos intérpretes suelen especificar cada vez más. Pese a estos pequeños detalles, esperamos que sigan apareciendo grabaciones como esta, de un repertorio poco conocido entre el público melómano, pues la música del Renacimiento todavía sigue siendo una gran desconocida, incluso para los amantes de la música antigua en general. Si Johann Sebastian Bach fue el maestro del órgano, John Dowland lo fue del laúd.
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