El hallazgo del manuscrito de la Toccata terza de Kaikhosru Shapurji Sorabji marca un nuevo hito en el descubrimiento progresivo de la obra de este compositor, que cuenta con uno de los catálogos más originales, pero también más complejos, del repertorio pianístico del siglo XX. Abel Sánchez-Aguilera, que ya grabó la Toccata seconda en 2020, ha realizado ahora la primera grabación mundial de esta Toccata terza a partir de una edición crítica preparada por él mismo. Las toccatas de Sorabji son obras para piano de grandes proporciones y múltiples secciones en las que su personal lenguaje compositivo se combina con procedimientos musicales clásicos como fugas o variaciones. La Toccata terza cuenta con diez movimientos y una duración total de dos horas, lo que hace que el reto fundamental del intérprete sea construir y sostener el discurso musical durante todo ese tiempo.
Sánchez-Aguilera consigue que esta no sea solo una primera grabación de la obra, sino una versión de referencia para futuras interpretaciones. Su capacidad para jugar con los rangos dinámicos y el timbre confieren un carácter orquestal a la partitura en puntos como el Adagio o la Fantasia. La claridad y ligereza de su toque se observan en la Cadenza o el Corrente, y el libreto del disco nos informa de las decisiones sobre la graduación de los tempi, que ayudan a sacar adelante movimientos como el Quasi fugato. Todos estos rasgos se combinan en el número central, una Passacaglia de casi cincuenta minutos de duración en la que un tema dodecafónico recibe 102 variaciones en todo tipo de registros y estilos. Sánchez-Aguilera hace alarde de su habilidad para manejar las olas de intensidad que dan forma a este número y alcanza el clímax, sin duda uno de los puntos culminantes del disco, de manera brillante y rotunda. Para cuando alcanzamos el Epílogo de la Toccata estamos ya rendidos a la música de Sorabji y convencidos de que Sánchez-Aguilera es uno de sus grandes intérpretes.
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