Reseña | Soleriana. Joaquín Rodrigo. Chamber Orchestra Works

La música camerística de Joaquín Rodrigo se encuentra en un discreto segundo plano dentro de su abundante y variopinta producción. Ibs Classical presenta una nueva grabación de sus más destacadas partituras para orquesta de cámara que ya contaban con algunos registros en el mercado, como los dirigidos por Antoni Ros Marbá, Enrique Bátiz o Maximiano Valdés. Los artífices de esta nueva propuesta son la Orquesta de la Comunidad Valenciana y Joan Enric Lluna, conocido clarinetista que compagina espléndidamente su carrera como solista con la dirección, como atestiguó su última grabación en este mismo sello con los conciertos y sinfonías de Weber.

La obra principal del compacto es Soleriana, de 1953, suite de la que se recogen los cinco primeros números del total de ocho que la conforman. El espíritu de las sonatas para tecla del padre Antonio Soler es revisitado por el maestro Rodrigo con una clarividente e imaginativa paleta de recursos orquestales o armónicos, a los que la orquesta valenciana, residente del Palau de les Arts, insufla toda la frescura, el equilibrado ritmo y la distinción clasicista que transpiran. Lluna cuida hasta el detalle el fraseo de una maleable y flexible cuerda y los adornos de los juguetones vientos, embridando con esmero los inesperados giros y cambios en la articulación que presentan algunas de estas páginas, como Tourbillon o Passepied, en la que asistimos a graciosas cabriolas de las trompas.

Las demás piezas remontan a un joven compositor que estaba buscando una expresión propia. En la misma línea de recreación de la música del XVIII se encuentran Tres viejos aires de danza, de los que destaca la bulliciosa Jiga conclusiva, servida con grandes dosis de vigoroso virtuosismo. Un ambiente que mira más al folclore se encuentra en las Dos miniaturas andaluzas, donde la sección de cuerdas en solitario vuelve a evidenciar la brillantez y empaste del conjunto levantino. La neorrenacentista Zarabanda lejana y Villancico adquiere el adecuado contraste expresivo entre ambas secciones, cerrando una impecable nueva incursión en este Rodrigo colorista.

Por Germán García Tomás