Reseña | Schumann. Works for cello & piano

El sello IBS Classical lo ha vuelto a hacer, presentándonos una nueva grabación de referencia para los amantes de la música de cámara y del repertorio de Clara y Robert Schumann. El violonchelista Alberto Martos y la pianista Myriam Sotelo son los encargados de transportar al oyente al corazón del Romanticismo musical, con una interpretación llena de pasión y expresividad que captura la esencia emocional de las composiciones de los Schumann.

El disco se abre con las Tres romanzas opus 22 de Clara Schumann, en un arreglo para violonchelo realizado por el propio Martos. Originalmente escritas para violín y piano en 1853, y dedicadas al violinista Joseph Joachim, son un claro reflejo del talento compositivo de Clara. Los dos músicos se equilibran a la perfección, jugando con las dinámicas sin eclipsarse mutuamente.

En 1849, Robert Schumann compuso el Adagio y Allegro opus 70, las Piezas de fantasía opus 73, y las Tres romanzas opus 94, que escuchamos a continuación. En el Adagio y Allegro opus 70,los músicos abordan el Adagio con una profundidad melancólica que contrasta magistralmente con el Allegro, donde la energía y la vivacidad del violonchelo alcanzan su máxima expresión. Los repentinos cambios de humor se distinguen con claridad en las Piezas de fantasía opus 73, lo que nos lleva a pensar en Eusebius y Florestán, personajes inventados por Schumann para representar la moderación y la euforia respectivamente. Cada una de las Tres romanzas opus 94 revela un mundo emocional propio. La primera ofrece una melodía conmovedora; la segunda, tal y como decía la propia Clara, evoca una cierta alegría primaveral; la tercera regresa a la serenidad con la que se inició la obra. La resonancia profunda del piano nos recuerda en ocasiones a la música de Brahms, especialmente cuando se mueve en el registro grave.

Finalmente, escuchamos las Cinco piezas en estilo popular opus 102 y Märchenbilder opus 113, destacándose por su riqueza temática. La interpretación de Martos y Sotelo es muy elegante. A destacar el tercer movimiento, con su carácter vertiginoso e inquieto. No se lo pierdan.

Por Francisco J. Balsera