Desde que en el año 2012 obtuviera el Primer Premio en el Concurso Internacional de Clavecín de Brujas, Jean Rondeau no ha dejado de destacar en el panorama clavecinístico. Su excelente técnica, unida a su sensibilidad musical, hace que nos encontremos con un disco que es un auténtico placer para nuestros oídos. En esta ocasión encontramos la grabación de quince sonatas de Scarlatti, junto a un interludio colocado justo en la mitad (pista número nueve), una improvisación de apenas treinta segundos de duración que «se recomienda para todos aquellos que escuchen el álbum completo con el fin de realizar una breve pausa en este punto del programa».
Desde la audición de la primera pieza con la que se abre el disco, la Sonata K. 208 en La mayor, observamos unas interpretaciones llenas de vitalidad. En este primer ejemplo, Rondeau nos muestra las cualidades expresivas y «vocales» del instrumento. La preciosa Sonata K. 213 en Re menor transmite melancolía pero a la vez asombro, principalmente cuando comienza la segunda sección en modo mayor. La Sonata K. 132 en Do mayor es de carácter cantábile y contrasta, por ejemplo, con la K. 119 en Re mayor, en la que se observa la utilización de notas repetidas a velocidad o los saltos de la mano izquierda en la segunda y cuarta secciones. La Sonata K. 141 en Re menor, que en realidad es una toccata, presenta al igual que la anterior la ejecución de notas repetidas y es muy exigente desde el punto de vista técnico pues también requiere cruces de manos a gran velocidad. La última sonata que escuchamos, la K. 481 en Fa menor, nos lleva de nuevo al ambiente expresivo del comienzo a partir de un tema que aparece en el registro agudo y progresivamente desciende al registro medio.
Rondeau muestra una enorme madurez musical en todas sus interpretaciones. Como curiosidad, el texto que acompaña al disco es bastante desconcertante, pues se trata de una carta imaginaria escrita por Scarlatti y dirigida a la reina María Bárbara en la que comenta las cualidades expresivas del clavecín y ofrece consejos para la interpretación. ¡No os lo perdáis!
Por: Francisco J. Balsera
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