En Salvado – Piano Works, la pianista Andrea González recupera y difunde la música del monje benedictino Rosendo Salvado. Oriundo de la localidad pontevedresa de Tui —igual que González—, desarrolló la mayor parte de su carrera en Australia, donde, además de introducir la tradición musical europea y trabajar la música indígena, luchó por mejorar la vida de los aborígenes. Así, este disco comienza con Salve Regina, una melodía suave, pero no frágil, que guía al escuchante a través de su propio desarrollo y un acompañamiento basado en arpegios. Una magnífica introducción a lo que el disco está por presentar. La segunda pieza, Fantasía, variaciones y final, de carácter muy virtuosístico, explota los recursos del piano y la capacidad técnica del intérprete, con divertidos ritmos punteados y apresurados pasajes que, sin embargo, no eclipsan la belleza de las variaciones más lentas. A continuación, la voz de la soprano Leonor Bonilla se une al piano en Tantum ergo, cantando un texto basado en el canto medieval Pange lingua de Santo Tomás de Aquino. Con dos bien diferenciadas secciones, su jubiloso final da pie al redoble de tambores con el que comienza el Pequeño entretenimiento con aire de marcha, traducido en este caso en trémolos a diferentes alturas. Una melodía amena y jovial, mayoritariamente llevada en octavas, conduce al episodio más marcial, que se hace majestuoso —y hasta osado, en ocasiones— a través de convincentes repeticiones. El Gran walz fantástico guía de nuevo al escuchante por la virtuosidad, el lirismo y la elegancia que caracterizan el más puro estilo romántico. Finalmente, los toques exóticos de Maquialó —una reducción a piano de una danza aborigen— ponen el broche de oro. Este disco refleja con claridad la influencia romántica —de músicos como Liszt o Thalberg— que existe en Rosendo Salvado: virtuosísticos pasajes arriba y abajo del teclado, bellas melodías que cuentan historias por sí mismas y una gran expresividad desde la primera hasta la última pieza, que Andrea González plasma en el piano sin ningún pero.
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