No sabemos a ciencia cierta la fecha ni el lugar en el que Scarlatti hijo compuso su Missa quatuor vocum, ni tampoco si estaba destinada a una festividad concreta. Está escrita con una técnica plenamente contrapuntística, basada en el lenguaje del stile antico que nos recuerda a los compositores de finales del siglo XVI, aunque no está exenta de recursos armónicos propios de su época que contrastan con la naturaleza modal del discurso polifónico. Consta de los cinco movimientos del Común de la misa y no incluye ninguna parte del Propio, en cuyo lugar se han colocado las obras profanas.
Para su interpretación se ha contado con el apoyo del órgano y el archilaúd en tasto solo y el violón octavando el bassus. Esta instrumentación se suma a una agrupación vocal con un único cantante por parte, ayudando a la inteligibilidad de la obra y facilitando la exploración expresiva. Como obstáculo nos encontramos la acústica: la famosa Iglesia de San Sebastián de Cercedilla en la que muchos conjuntos madrileños se empeñan en grabar y en la que seguro que es muy cómodo tocar, pero que ofrece resultados discográficos opacos, poco nítidos y, en definitiva, que desmerecen la grabación. No obstante, como registro de una obra tan poco conocida de un autor tan popular en el panorama barroco hispano, la interpretación de Delirium es ilustrativa y de una calidad alta, con colores vocales bellos, claros y ricos, e instrumentistas de una solvencia impecable.
Las dos cantatas de Alessandro Scarlatti, Augellin vago e canoro y Quella pace graditason interpretadas por María Hinojosa en versiones realmente vívidas, llenas de energía y con ornamentaciones de gran frescura tanto en voces como instrumentos. Quedamos deseosos de escuchar en vivo este programa de concierto tan completo, interesante y variado.
Por Pablo F. Cantalapiedra
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