Quien no conozca a este compositor, el puertorriqueño Roberto Sierra, discípulo de György Ligeti hace cuarenta años en la Hochschule für Musik de Hamburgo, y a este pianista norteamericano, Matthew Bengtson, docente como Associate Professor of Piano Literature en la University of Michigan School of Music, Theatre and Dance, podría llevarse una sorpresa escuchando este álbum, afín a la calidad acostumbrada en Ibs Classical.
Grabado en el Auditorio Manuel de Fallade Granada entre los días 24 y 27 de octubre de 2021, el disco contiene cuarenta y una pistas, con un total de casi sesenta y siete minutos sin desperdicio. Nos revela el universo sonoro de una música muy actual que probablemente pase el filtro del tiempo por la calidad de su elaboración… aunque aquí, como en pocos, cobra importancia superlativa el hecho de la recreación, esa estrecha y necesaria relación entre compositor e intérprete para culminar el hecho de la recepción para el escuchante (no solo oyente). Si Sierra crea, Bengtson recrea. Crea el pianista, de nuevo, la música escrita por el compositor, y se recrea hábilmente en la expresión del discurso sonoro acercándonos a la realidad de un pensamiento que trasciende la razón tonal o atonal, rítmica o polirrítmica, a través de un complejo lenguaje capaz de conectar (como hacen los extremos) con lo simple, en una ensalada de apariencia caótica, concienzudamente estructurada, de minimalismo y fractalismo, fluyendo entre lo onírico, lo bello y lo ancestral.
El álbum supone una aportación de gran calidad, guste más o menos, que se justifica con incalculable mayor contundencia que el éxito outrenoir del recientemente fallecido centenario pintor galo Pierre Soulages. La diferencia entre músico y pintor radica en si la ocurrencia es capaz de aportar algo de contenido o se queda meramente en un juego de forma. Conceptismo y culteranismo son viejos asuntos, y no estamos aquí para hablar de filosofía del arte, aunque en parte hubiera que tomar, mirando al galo, lo suyo con filosofía y resignación, sino que estamos para recomendar lo que este álbum merece por calidad, por nuevo y por bueno: Oro.
Por Antonio Soria
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