Sin poder manosear el disco, hay que llegar a la web del artista, Tito García González, y optar por alguna de las plataformas digitales en las que es posible escuchar las veintidós pistas que componen el álbum titulado Retro-Garde, 22 Impropmtus for piano, que el propio intérprete nos explica como un trabajo donde explora la ‘composición en tiempo real a través de 22 improvisaciones para piano solo’.
Tito recurre a la fluidez y frescura en el discurso como traducción, según afirma, de los parámetros musicales que conceptual y formalmente adopta en su momento creativo. Uno de los intereses que presenta este álbum es el resultado sonoro, estético, de lo que el protagonista (si quien crea es el compositor y quien recrea el intérprete, aquí es uno) registra en el momento, si es en vivo (supuestamente no editado), aunque no se proporciona información sobre toma de sonido, lugar, etc. Imaginamos que la inmediatez es fruto de muchos momentos y muchas improvisaciones previas, sin mermar fluidez ni frescura al producto, plenamente digital, virtual.
Dice Tito que ‘en este álbum, mi actitud hacia la contemporaneidad no es de veneración, sino de desobediencia generalizada, donde se reflejan algunas acciones transgresoras. Retro-Garde pretende infundir otros puntos de vista y contextos de las tradiciones de vanguardia; como una especie de ‘Nuevo Gran Relato’, que no obedece a ningún esfuerzo teórico y analítico, sino al efecto inesperado de la música interpretada in situ (…), pretendo que todo esté interconectado, configurando un magma fluctuante y difuso, pero inexpugnablemente totalizador’. Una especie de yo, mí, me, conmigo ‘totalizador’ que como zentai musical expresan títulos así: The I in My I (pista 14). Algo en música ya inventado hace un par de siglos, el yo y el súper yo,que no impide prestar oídos, según la devoción que despierte, a propuestas tan personales como esta, recomendable por valiente y coherente.
Por Antonio Soria
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