Un proyecto como el que nos ocupa es todo un reto: proponer a compositores españoles, portugueses y latinoamericanos una serie de obras que, en una forma tan indeterminada como el preludio, volcaran sus respectivos intereses estéticos para lograr una muestra de nuestro tiempo creativo. El joven pianista Luis González Lladó ha puesto sobre la mesa esta proposición a 19 autores y autoras de diferentes generaciones, y de esta idea nace Preludios para un joven pianista, disco del impecable sello Ibs Classical que nos ofrece una extensa panorámica de la creación actual.
El punto de partida del intérprete nos habla de cómo el timbre podría conformar una especie de irrealidad, una pérdida del carácter que se aleja de esta visión crítica muy convencional del instrumento. González Lladó comenta que esa relación de lo tímbrico puede verse confrontada con lo idiomático. Por ejemplo, cómo el piano ha quedado fuera de la relación con los patrones propios de los instrumentos orquestales: ‘algo abstracto, un terreno sin idiomática ni gestualidad propias’. Esto nos conduce a una dimensión extraña. Dice el intérprete: ‘el papel de representante de la orquesta que ha asumido históricamente es a la vez una fantasmagoría, mera apariencia, y el germen de su originalidad, puesto que parte de la carcasa vacía de los gestos idiomáticos’. Por otro lado, en este disco hay una idea que revolotea por encima, quizá, de otras: la idea de juego. Juego en cuanto a cómo se plantea una pieza musical breve, donde parece que ese acto artístico está presentándose como génesis del hecho musical. Responde González Lladó que su intención ‘no era establecer el aspecto lúdico de la música como su esencia original, sino hacer notar cómo su momento de génesis infantil queda determinada simultáneamente a su ser en tanto devenir-adulto’. Así, nos encontramos ante un disco que apela a formas creativas que quieren provocar esa noción de juego dentro del azar, y también a llamar al oyente a jugar con la experiencia de la escucha. Como muy acertadamente dice el pianista: ‘la coherencia del conjunto de piezas es más la de una ‘multiplicidad discreta’ que la de una imagen unitaria’. De este modo la escucha se debería enfrentar desde una mirada extremadamente abierta, sin cálculos ni pretensión de forma, dejándose llevar por esa autoridad que es la duda.
Por Sergio Blardony
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