Pergolesi. Stabat Mater
Jodie Devos, soprano
Adèle Charvert, mezzosoprano
Maîster de Radio France
Le Concert de la Loge
Julien Chauvin, dirección
Alpha Classics ALPHA784
★★★★★
En el Dictionnaire de Musique (París, 1768), en la voz genio, Rousseau recomienda al joven artista no buscar en qué consiste el genio, pues, si lo posee, lo advertirá en su interior; si no, jamás lo conocerá. El genio del músico somete al universo con su arte. Pinta imágenes con sonidos; hace que el silencio hable y la voluptuosidad cobre nuevos encantos que abrasan, pero nunca consumen. ‘¿Quieres saber —concluye— si te anima chispa alguna de ese fuego devorador? Corre, vuela a Nápoles a escuchar las obras maestras de Leo, de Durante, de Jommelli, de Pergolesi…’.
Pergolesi había muerto treinta y dos años antes, pero para el polímata Rousseau (modesto copista musical toda su vida) continuaba tan presente como en los días de la querelle contra Rameau, y no digamos en los corazones de cuantos parisinos se agolpaban cada temporada litúrgica a escuchar, deshechos en lágrimas, el Stabat Mater cuyo ‘primer movimiento —de nuevo juzga el juez de Jean Jacques— era el más perfecto y conmovedor jamás salido de la pluma de ningún compositor’.
Desde el estreno en París, en 1753, hasta su cierre en el revolucionario 1790, el Concert Spirituel interpretó números del Stabat Mater en 82 ocasiones. Adaptaciones para castrati, falsetistas, tenores e incluso barítonos y bajos eran lo habitual. También versiones corales al estilo del gran motete.
Julien Chauvin, violinista y director de Le Concert de la Loge, rescata en esta grabación la conocida como Edición Bayard de 1769, un arreglo para soprano y mezzo solistas con coro femenino. Las jóvenes voces de la Maîtrise de Radio France admiran por la luminosidad de sus texturas (v. g. el fugado Fac, ut ardeat cor meum) y por el delicioso acento francés de su latín eclesiástico. Las extraordinarias Jodie Devos y Adèle Charvet cautivan en cada intervención; especialmente sublimes en el duetto (aquí con coro) Quis est homo, qui non fleret. La gravedad de Charvet otorga aplomo al ‘temblor’ festivo del Quae moerebat et dolebat, censurado con aspereza por, entre otros, Sammartini y Avison.
Completa el disco una curiosa interpretación de ‘La Pasione’ de Haydn, donde el órgano reemplaza a los vientos.
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