Pau Casals. Miralls – Reflets
Naaman Sluchin, violín
Eloy Orzaiz, piano
la mà de guido LMG2163
Melómano de Oro
Sorprende comprobar que de la Sonata para violín y piano en Re mayor de Pau Casals, obra de honda belleza, apenas existen registros discográficos, y relativamente cercanos en el tiempo por lo demás. El pionero de ellos lo debemos al violinista Agustín León Ara y al pianista Albert Attenelle (Columna Música, 2002), en un disco que incluía asimismo una sonata inédita de Cassadó y los Sis sonets de Toldrà. El segundo registro es este que se presenta ahora, con el violinista francés Naaman Sluchin y el pianista (fortepianista y clavecinista) navarro Eloy Orzaiz para la mà de guido, sello discográfico de la editorial musical homónima, especializada desde hace más de tres décadas en la recuperación y difusión de música catalana e ibérica inédita o apenas editada. Es el caso de la Sonata de Casals, compuesta por el genial violonchelista para el instrumento que fuera, no lo olvidemos, su primera elección vocacional, y en la que trabajaría a lo largo de treinta años, siendo refugio creativo incluso en el desgarro de la fase final de una guerra perdida ya para la República. Puede que fuera el no querer seguir evocando tiempos despreocupados y de mayor nobleza lo que decidiera a Casals dejar la sonata inacabada, pese a tener principiado el cuarto movimiento. Porque lo cierto es que, excepción hecha de algunos pasajes desoladores encomendados a solos de violín en el Lento, recorre los dos primeros movimientos de la obra un vitalismo lírico en plena afinidad con el estilizado discurso posromántico apreciable en la Sonata en La mayor de Franck o en la Regenlied Sonate de Brahms.
Poseedores de una técnica pulcra de amplios y matizados registros sonoros, apasionados e imaginativos, Naaman Sluchin y Eloy Orzaiz se lucen y disfrutan con el lucimiento mutuo tanto en Casals como en la Sonata para violín y piano en La mayor de Philippe Gaubert, pensada para dos colosos de la interpretación francesa del momento, Jacques Thibaud y Alfred Cortot, y en el Capricho catalán núm. 3, opus A-33 de Joan Mané, gran amigo de Casals, al que rinde homenaje con las personalísimas paráfrasis de El cant dels ocells que aparecen en el Capricho.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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