En Parfums Sonores, un hermoso recital discográfico para Columna Música diseñado por el violonchelista Eros Jaca y el pianista Jorge Nava, la música de Gabriel Fauré y de las hermanas Boulanger se combina con la de Igor Stravinski. La extraversión del compositor ruso enmarca la poética esencia francesa de finales del XIX y comienzos del XX, lo que convierte este álbum en todo un abanico de contrastes en carácter y expresión.
Llama la atención el sonido del chelo de Jaca, tanto cálido y aterciopelado como incisivo y bruñido, palpable de entrada en la Suite Italienne de Stravinski (el arreglo camerístico de cinco movimientos del ballet Pulcinella), donde asistimos a lecturas de enorme solvencia técnica de las melodías inspiradas en Pergolesi, tanto las más cantabile (Serenata), como los números más rítmicos y frenéticos, caso de la Tarantella o el vertiginoso Finale. A todo ello contribuye la ligereza del acompañamiento de Nava.
En esa línea virtuosística se sitúa la última de las Trois pièces de Nadia Boulanger, cuyo galopar en sus partes extremas recuerda el estilo futuro de Shostakóvich, siendo no obstante tres miniaturas herederas de la más ortodoxa tradición francesa con cierto deje impresionista. Por su sencillez entroncan con Fauré, representado por dos de sus más celebradas creaciones breves, aquí ejecutadas exquisitamente: la canción Après un rêve y Sicilienne, melodía que se halla en su suite Pelléas et Mélisande. El complemento es Papillon, una especie de «vuelo del moscardón» a la francesa que describe el insistente aletear de una mariposa.
La más vanguardista y desalentadora circunspección la encarna la malograda Lili Boulanger con la transcripción concluida por ambos intérpretes de D’un soir triste, un ejercicio de impactante e íntima concentración expresiva, junto a la más amable D’un matin de printemps.
Tres desenfadados fragmentos del ballet Le baiser de la fée de Stravinski cierran una propuesta realmente plagada de esencias embriagadoras y que revela una compenetración total de sus jóvenes pero ya experimentados protagonistas.
Por Germán García Tomás
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