Reseña | Of Love and War

¿Cuánta belleza puede nacer del dolor? La lectura de la novela Días y noches de amor y guerra de Eduardo Galeano durante el confinamiento, ‘cuando el mundo y en especial las artes fueron silenciados’, hizo reparar a la chelista Beatriz Blanco en el paralelismo existente entre el aislamiento emocional impuesto por la dictadura uruguaya y el impuesto a nosotros por las restricciones de una pandemia entonces casi desconocida, pero portadora cierta de un mensaje de inquietud y desolación para la Humanidad. El segundo binomio enunciado por Galeano, amor y guerra, se confirmó para Blanco al conocer, confinada aún, las Tres piezas para violonchelo y piano opus 8 de Paul Hindemith, escritas entre 1914 y 1916, en plena Guerra Mundial. Otra hija de la belleza engendrada en aquellos días de aniquilación y barbarie —en 1915 concretamente— es la Sonata para violonchelo y piano en Re menor L.135 de Claude Debussy, incluida como la obra anterior en el presente álbum, primero de la chelista y del pianista Federico Bosco para Odradek Records, y que, en respuesta a la pregunta inicial, describe un viaje a través de las emociones y las dificultades sobrellevadas en este difícil período con, además de las ya mencionadas, obras de Anton Webern, Gabriel Fauré y Nadia Boulanger (conmovedor el Sans vitesse et à l’aise de sus Tres piezas para violonchelo y piano). Un viaje que comienza y acaba —primer binomio— con piezas vocales reposadas y misteriosas: ‘Morgen!’, último de los 4 Lieder opus 27 de Richard Strauss, donde, recostados en playa de anchas olas azules, cerrados los ojos, nos sumergimos en la felicidad del silencio; y Beau Soir L.6, de Debussy, que trata de ríos rosados por el sol del atardecer, del cálido escalofrío que surca los trigales, momentos disfrutables, pues como las olas mar adentro, partiremos igual nosotros. La sedosa densidad tímbrica de Lavanat-Linke confiere a cada frase un dulce matiz crepuscular. La compenetración de Beatriz Blanco y Federico Bosco es propicia al virtuosismo versátil. Soberbios en el lirismo del Webern posromántico y del Webern fragmentario, cuasi atómico, de las Tres pequeñas piezas opus 11.

Por Alejandro Santini Dupeyrón