Una noche fría de invierno, una luna plateada y una mirada nostálgica a través de la ventana componen el decorado perfecto para escuchar un disco sencillamente delicioso: Nocturne de Albert Guinovart.
Este intérprete y compositor polivalente crea un universo pianístico cargado de intimismo y reminiscencias que utiliza como antídoto ante la sensación generalizada de que «la melodía está en vías de extinción». Es indudable que este disco destila un neorromanticismo renovado que traspasa los poros de la piel y llega a las fibras más sensibles. Sus Nocturn sobrevuelan los lugares recónditos de su admirado Chopin: melodías amplias, hábil manejo del pedal, acordes arpegiados e interesantes modulaciones. Nocturn a Chloé, Nocturn a Pilar Bayona —una delicia dedicada a la malograda pianista— o Nocturn a Elisa —dedicado a su madre—, son obras en las que las melodías van y vienen buscando rincones de belleza y abriéndose a vientos de frescura cargados de tresillos, contratiempos, terceras, sextas u octavas, tiempos de vals —influencia de Granados— o modulaciones llenas de sensibilidad con una técnica depurada y convincente. Además, en Fantasía-Evocació saborea los paisajes del autor polaco con un brioso vals y una sorprendente «variación-jazz» de la Fantasía-Impromptu en Do sostenido menor.
Pero en Guinovart no solo hay Chopin: hay teatro musical, ópera, séptimo arte… como en Arlecchino, donde muestra la viveza y el espíritu colorista de la Commedia dell’Arte, o en Skyshadows, con un piano que parece querer iluminar con su sonido el cielo neoyorquino desde las azoteas de los rascacielos de Manhattan. Y no solo. En el pianista barcelonés se perciben toques de Ravel, Poulenc o Debussy como en Estampe, con la que nos regala una de las más bellas melodías del disco, junto a Nocturn a Perelada; el lenguaje onírico, de acordes modulantes, de imágenes que se superponen y parecen no tener nunca fin confirman una admiración por el autor de Jardins sous la pluie o Children’s corner y marcan el punto culminante de este regalo en forma de sonidos apasionados que me acompañan en esta noche fría de invierno que parece no tener fin.
Por: Alessandro Pierozzi
[…] a postscript, we are also delighted to see that Melómano has reviewed Albert Guinovart’s new album, Nocturne, which contains the first studio recording of his 2013 Composer’s Commission, […]