Muchos de nuestros lectores sabrán que Gerardo Diego, además de excelente poeta, ejerció con eficacia (y mucha gracia) la crítica musical. De su ilustrada pluma podemos leer frases tan certeras y ocurrentes como aquella dedicada a su querido Quinito Turina carcajeándose de cómo el autor se «fuga de la fuga por la tangente» por amor a sus inflexiones andaluzas (en Música becqueriana de Joaquín Turina). Si el crítico escuchase este disco de Mozaretti (probablemente así lo intitularía), no se resistiría a afirmar con cariño que la sensualidad carioca brota como resina en el tallo de su fraseo, pues don Kennedy Moretti (pianista brasileño afincado en Madrid) no renuncia a su huella digital con numerosos guiños en dinámicas (planos y evolución), en agógica (llamativo jugueteo en compás 29 y similares de la K 279), en ataques o en variaciones de tipo «improvisatorio».
Se trata de una grabación en vivo, según leemos en el rendido elogio que le hace el autor de las notas al programa presentando curiosidades musicológicas de las sonatas primera (K 279) y última (K 576) escritas por Mozart, más la K 311, incluidas en el registro. Si pensamos en lo «vivo» del documento, apreciamos su originalidad y, emocionalmente, cabría disfrutar de su interpretación en la medida que nos dejásemos llevar voluntariamente por su propuesta. Involuntariamente es más difícil, pues cualquier hábito a trinos por la superior, pedales de retención u otros prejuicios adquiridos, nos llevarían a sentir nostalgia por varios de los millares de ejemplos existentes de este manido repertorio archigrabado, en el que resulta muy complicado aportar algo indiscutible en lo inefable ya que, allende la calidad más o menos discutible de la interpretación, nadie puede juzgar que sea bueno o no además de afirmar si me gusta o no, o si aporta o no algo de originalidad. Según el autor italiano del libreto del disco, este documento «nos recuerda cuánto queda por descubrir (y redescubrir) en el mundo de la música», y a mí me encantaría saber a qué se refiere para apoyar con convencimiento su abierta recomendación.
Por: Antonio Soria
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