Mosaic
Wenting Kang, viola
Sergie Kvitko, piano
Blue Griffin Recording BGR609
Melómano de Oro
Once teselas rebosantes de arte, no solo por la calidad de la música en sí misma, concebida por algunos de los más encantadores compositores de la historia de la música (quizá no están todos los que son, pero sí son todos los que están), sino por la hondura y calidad de interpretación. Cuando empecé a escuchar este disco, al fresco de una noche estrellada en la sierra de Albacete, cerca de Riopar, bien acompañado por algunas personas no habituadas a escuchar música (con aficiones más metálicas), me encantó su reacción al oír la Première Rhapsodie de Debussy… Se quedaron encantados por lo bien que sonaba y, después, sorprendidos porque una música francesa la tocasen tan bien una china y un ruso. Voy a lo básico… porque funciona. Personas sensibles, sin educación musical, pero sensibles… encandiladas con el sonido de este disco. Planteado con suma inteligencia, emocional. Un mosaico de joyas musicales que viene a engrandecer el repertorio para un instrumento tan maravilloso como es la viola, tan amada por autores tan insuperables como Brahms o Shostakóvich dedicándoles su último opus (120 y 147).
La violista china Wenting Kang luce la cualidad de una seductora cantante cuando le escuchamos las canciones españolas que Luisa Vela estrenó con Falla en el Ateneo de Madrid en 1905 durante aquel homenaje que hicieron a ‘los dos andaluces de París’ (así llamaban entonces al gaditano y al sevillano, Turina, que falta en esta excelente selección). Cautiva Kang en la Berceuse o Aprés un rêve de Fauré, en la Nana de Falla, por citar algunos de los gratos momentos que regala este excelente disco. Y el pianista, Sergei Kvitko, sumamente eficaz, completando así un dúo que, pudiendo sonar distinto, no es fácil imaginarlo mejor. Podría estarse o no de acuerdo con cierta propuesta interpretativa, pero lo cierto es que el nivel de calidad en el planteamiento del discurso, en lo que ambos sacan de sendos instrumentos, es soberbio.
Un disco absolutamente recomendable para cualquier melómano e imprescindible para los amantes de la viola. Difícil acertar mejor en la selección del repertorio para abrir el apetito por escucharle más.
Por Antonio Soria
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