Mirentxu. Jesús Guridi
Bilbao Orkestra Sinfonikoa
Sociedad Coral de Bilbao
Unai Urrecho, dirección
IBS Classical IBS172024
★★★★
Sale a la luz Mirentxu, ópera de Jesús Guridi estrenada en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao el 31 de mayo de 1910. Este idilio lírico vasco es un hito en la carrera del compositor: historia arraigada en sentimientos nacionalistas con el euskera como lengua y dentro de un ámbito rural. Su libreto, fruto de un trabajo concienzudo, dio pie a una partitura que aglutina el estilo operístico y las melodías populares. El oyente disfrutará con este álbum, ya que posee toda la emoción de una puesta en escena. Urrecho desde el podio desgrana la obra con maestría brindándonos el pulso íntimo y trepidante de los acontecimientos.
Formidable la Sociedad Coral de Bilbao, cuyo Goazen hara, de vigor fresco y empaste colorido, hace evidente una profunda tradición que deja momentos memorables. Deliciosa la sección de niños: el Erne begiak! es un número borboteante lleno de gracia. Peculiar el coro de Rondadores; en el Agate gabean hay semejanzas con Todo es camino de Katiuska de Sorozábal.
A la protagonista, Mirentxu, la encarna Vanessa Goikoetxea, soprano de bello registro y gran musicalidad. La mezzo Carmen Artaza, como Presen, da lo mejor de sí en los dúos con los personajes masculinos. Raimundo viene a cargo del tenor Gillen Mungía, voz opaca y tensa en el agudo que se compensa con un dramatismo inteligente. Txantón, por el barítono Damián del Castillo, muestra austeridad, grata en Erne begiak!; y Manu, por Julen García, rinde más en los concertantes.
Aprovecha la Bilbao Orkestra Sinfonikoa la inspiración de Guridi: un lienzo sonoro que describe al detalle la trama de esta historia y que ratifica el talento de un compositor a la altura de los mejores operistas de su tiempo. Sutiles las modulaciones entre algunas escenas, precioso el diálogo del clarinete con la soprano hacia el final. La cuerda trémula y el ostinato de timbales en Noski se asemeja a una ópera de Verdi; viento-madera antológico en Zer demontre!; y un leitmotiv del segundo acto que recuerda el cuarteto Americano de Dvorák.
Aplaudimos esta primicia, una valiosísima aportación al repertorio músico-escénico internacional y que es un paso firme en la obra de Jesús Guridi.
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