Mil pesares puestos en cifra para vihuela y voz
Dolce Rima
DBC Estudios dbc 2442
Melómano de Oro
Paula Brieba y Julieta Viñas nos ofrecen en su tercer trabajo discográfico una selección de obras renacentistas. Las 17 piezas que se recogen en el álbum pueden vertebrarse desde dos pilares fundamentales: las canciones de regretz y los villancicos a lo humano.
Desplegando el primer pilar, el disco comienza con dos perspectivas de lo que esencialmente es la misma pieza: Mille regretz —atribuida al compositor franco flamenco Josquin Desprez—, deliciosa melodía evocadora de anhelo y dolor que después el vihuelista Luis de Narváez utilizaría para su Canción del Emperador, una de las obras para vihuela que con más fuerza han llegado hasta nuestros días.
Respecto a los villancicos a lo humano —de temática profana y en contraposición a los villancicos a lo divino de cuestiones religiosas— las transcripciones que se han elegido están tomadas de los libros de los vihuelistas españoles del siglo XVI: Fuenllana, Mudarra, Valderrábano y Pisador, con la presencia de la figura de Juan Vásquez como hilo conductor de la mayoría de estas y con la forma de villancico como estructura dominante. Villancico entendido como canción del villano, de la gente que habitaba las villas, como un poema de dos secciones —estribillo y vuelta— y del que Juan Vásquez es un gran propulsor y en ocasiones transformador de su forma tradicional. Encontramos entre los títulos: Por una vez que mis ojos alcé, Quiero dormir y no puedo y Con qué la lavaré. El melodismo de Juan Vásquez tan cercano a los giros de la música popular y a las antiguas cantigas medievales propició la difusión de estas canciones hasta nuestros días.
La vihuela y la voz de Dolce Rima desprenden una sonoridad que lleva implícita el material esencial del propio tópico del regretz, un sonido que transmite el anhelo del retorno a otro tiempo, la invocación a una naturaleza sosegada e indiferente al desgarrado sufrimiento del poeta. Las intérpretes añaden a su propuesta musical percusión y sonidos de esa naturaleza que, lejos de sonar indiferente, atrapa nuestra concentración sensible y enriquece el ambiente para la escucha.
Deja una respuesta