Muchas canciones eran transcritas para la guitarra frecuentemente, especialmente las romanzas, género de moda en los salones parisinos. Son precisamente dos romanzas las que dan inicio al programa, Plaisir d’amour y Ne parlons jamais d’amour, de Martini y Bruguière, respectivamente. Las dos siguientes piezas son de Carulli, uno de los más afamados maestros de guitarra en el París del momento.
Mariví Blasco muestra una gran versatilidad y variedad de registros, llegando a cantar en cuatro idiomas distintos y moviéndose entre el virtuosismo y la sensibilidad con gran habilidad. Destacan las canciones compuestas por Fernando Sor, cuyas letras pueden ser apreciadas gracias a una cuidadosa dicción.
También de Sor es la única pieza instrumental, el Estudio núm. 9 opus 6. Javier Somoza interpreta toda la obra aquí contenida con una guitarra copia de la que construyó René Lacôte en 1838, acercándose así a un sonido original. El cálido sonido de Somoza empasta perfectamente con el estilo de la soprano.
Otro famoso guitarrista francés, Napoléon Coste, arregló la música de Schubert, en este caso Marguerite (Gretchen am Spinnrade D. 118). Desde Viena, capital europea de la música, llegaban a París las composiciones más aclamadas.
Midnight in Paris es un perfecto souvenir histórico-musical, nos traslada a un ambiente en el que perfectamente podemos imaginar una burguesía disfrutando de sus reuniones, guitarras siempre presentes, siendo testigos de una época marcada por la proliferación de géneros musicales, compositores y virtuosos instrumentistas.
Por Enrique Pastor Morales
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