Este es el segundo disco sobre el ciclo pianístico Metaludios de Gustavo Díaz-Jerez. Ibs es el sello que lo acoge, una garantía de calidad. En este caso se trata de los Libros IV y V del ciclo, interpretados por el propio Díaz-Jerez.
La poética de este compositor canario es bastante poliédrica y parte siempre de su inquietud por las estructuras matemáticas, pero siempre conectadas con fenómenos naturales que hace transitar hacia su lenguaje musical. En ambos libros se deja ver una necesidad expresiva y discursiva que va más allá de la acomodación de una escritura que provenga directamente de procesos matemáticos, a menudo resueltos con medios de composición algorítmica. Aquí, encontramos siempre al compositor como vehículo y mediador para que la obra se convierta en tal.
No hay espacio aquí para detenerse en cada una de las doce piezas que conforman el disco, pero sí para poner el foco en algunas cuestiones que definen su poética, siendo Metaludios un ciclo revelador en este sentido. Por ejemplo, aun observando la disparidad de ‘temas’ que dan sentido a las piezas (no solo aspectos científicos, sino también interés por músicos como Gesualdo o Antonio José), hay una coherencia que se constituye desde esa misma visión ecléctica y que pasa por la indagación sobre la sonoridad del piano, a menudo, combinado con la electrónica. También se da una cierta idea de entrelazamiento: en directo, el compositor-pianista suele agrupar algunas piezas como movimientos (Melussyne, Cassini’s dream, Belphegor’s prime) de manera que establece una especie de ‘metaobra’, compuesta de piezas autónomas que momentáneamente sacrifican parte de su autonomía para ser un organismo dentro de otro mayor.
Cabe mencionar el proceso creativo de Hidden states (Libro V), donde el compositor se sirve de la inteligencia artificial para que un algoritmo aprenda de otras obras del ciclo y, una vez adiestrado, genere música a partir de estas. Después, es el compositor el que selecciona progresivamente las piezas, que finalmente aparecen tal y como el algoritmo ha propuesto. Esto abre una Caja de Pandora que nos hace cuestionarnos sobre el valor de una música hecha por la máquina, eso sí, a partir del conocimiento y entrenamiento sobre una poética concreta.
Por Sergio Blardony
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