Reseña | Messe à quatre chœurs. Carnets de voyage d’Italie

Fascinante recorrido el que nos propone en el sello harmonia mundi el Ensemble Correspondances, conjunto especializado en música antigua que dirige Sébastien Daucé, por la polifonía sacra del siglo XVII en torno a la figura del compositor francés Marc-Antoine Charpentier y las diversas influencias italianas que determinaron su estilo compositivo en la elaboración de misas a gran escala para varios coros, como es el caso de la que centraliza el compacto, la Messe à quatre chœurs, la única misa policoral francesa que ha llegado hasta nosotros, escrita para celebrar en 1671 la canonización de San Gaetano en la Iglesia de Sainte-Anne-la-Royale.

Estos cuadernos de viaje nos permiten adentrarnos en el asombroso despliegue de medios instrumentales y corales movilizados para propósitos litúrgicos que durante su estancia en Italia pudo presenciar Charpentier en multitud de ciudades, desde Venecia hasta Nápoles, pasando por Cremona, Bolonia y el esplendor de Roma, representada esta por la imponente Missa Mirabiles elationes maris de Francesco Beretta, un prodigio de composición en 16 partes vocales de la que se nos ofrecen varios extractos, y donde asistimos al recogimiento que confieren las voces del conjunto galo en un magnífico equilibrio de líneas contrapuntísticas con el solemne sostén de cornetas y sacabuches que tanto evocan el colorismo instrumental de Monteverdi.

Charpentier aglutinará todo este arsenal de técnicas y procedimientos en su fastuosa Messe, pura música sacra de corte parisina donde, como en el Magnificat a 12 voces de Francesco Cavalli, el francés divide y unifica a los cuatro coros, en alternancia con pequeños grupos de solistas, un caleidoscopio sonoro que se nutre de la herencia italiana pero que enriquece con aportaciones ornamentales propias, como ocurre en los finales de frase. La virtuosa plasmación sonora que consigue el Correspondances, repleta de claroscuros, es de una refinada factura y de una elevada concentración expresiva. Magnífica además la aportación del bajo Nicolas Brooymans en los saltos melismáticos de un concertato de Tarquinio Merula.

Por Germán García Tomás