Mel Bonis. Complete Music for Flute & Piano
Mario Ancillotti, flauta
Eliana Grasso, piano
Brilliant Classics 96927
★★★★
Este disco es un paso adelante en la reconsideración artística de la mujer, injustamente arrinconada a lo largo de la historia. Mel Bonis puede figurar como admirable ejemplo de compositora a caballo de los siglos XIX y XX. No cabe duda de que la mujer otorga a este campo musical una sensibilidad inusitada, que rompe los convencionalismos estéticos.
Nacida en París en 1858, Mélanie-Hélène Bonis fue alumna de César Franck y compartió aula con Debussy. Cuando empezó a mostrar dotes para la composición, el poeta y cantante Amédée Landély Hettich la animó a consagrarse definitivamente. La obra de esta parisina, ingente, abarca piezas para piano, sonatas, cuartetos, piezas para órgano, suites orquestales y una sinfonía para viento y percusión, así como repertorio religioso. Murió en Sarcelles en 1937. Su estilo marca la transición del Romanticismo al Impresionismo.
Encantadora esta recopilación dedicada a flauta y piano, partituras que muestran inequívocamente la exquisitez femenina. La Sonata opus 64, en Do sostenido menor, es la de mayor calado en este disco: explota recursos y juega con una armonía inagotable; usa con imaginación series ascendentes y descendentes, arpegios, modulaciones e incluso toques populares muy sutiles que colman su talento. Inspiradísimas las Tres melodías opus 91. Viola es un ir y venir de melodías que invita a un baile apasionado; Sauvez-moi contiene tal riqueza rítmica que la música nos habla fogosamente; y Songe es realmente hipnótica. Muy completo el Andante y Allegro opus 133, de frases oscilantes, un sustrato de danza eslava y un vislumbre del vigor solístico de Stravinski.
Mario Ancillotti y Eliana Grasso hacen que todo discurra con fuerza y frescor. Un fiato con demasiada presencia del soplido en la flauta travesera no resta musicalidad al dúo. De hecho, la dinámica, los reguladores, el timbre y la ornamentación expresivos hacen de la Sonata una obra antológica. El Scherzo opus 187 se ve sublimado por un tempo palpitante. Estos intérpretes han llegado al alma de la compositora y nos regalan un universo lleno de efectos que parecen convertir en música a la propia luz del día.
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