Marin Marais. Troisième livre de pièces de viole
François Joubert-Caillet, viola da gamba
L’Achéron
Ricercar RIC 424
Melómano de Oro
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Prosiguen el gambista François Joubert-Caillet y su conjunto L’Achéron la que, si nada lo impide, acabará siendo la primera grabación integral de la obra para viola del genial Marais, y cuya culminación con el Quinto libro bien podría estar prevista para las celebraciones del 300 aniversario del deceso del compositor, en 2028. Este Tercer libro de piezas para viola (1711), paso del ecuador del proyecto, integrado, como cada una de las entregas precedentes por cuatro discos compactos, fue también registrado en la pequeña iglesia románica de Notre-Dame de Centeilles (Siran, Occitania), entre septiembre de 2017 y mayo de 2019, llegando a los comercios el pasado mes de mayo.
Diez años separan al Tercerlibro del Segundo. Atrás deja Marais los grandes homenajes, les Tombeaux, a sus maestros de formación, Monsieur de Saint-Colombe (Suite en Mi menor, pièce 109) y Monsieur de Lully (Suite en Si menor, pièce 95), un género de inspirado dolor que había comenzado cultivar con el homenaje a Monsieur de Meliton en la Suite en Re menor para dos violas del Primer libro y que concluirá, ya anciano, en la Suite en Sol menor del Quinto libro, con el Tombeau pour Marais le Cadet, dedicado a su hijo Sylvain, de cuya muerte tan solo puede conjeturarse que acaeció tiempo antes de la publicación Libro, en 1725. Además de los Tombeaux, el incomparable ingenio de Maris fluye en otras de las asimismo denominadas pièces charactérizées (piezas de carácter), como son rondeaux, bourrasques, fantaisies, boutades, caprices; todas ellas carentes de conexión con los ritmos de danza propios de la suite.
En las nueve suites (134 pièces) que integran el Tercer libro encontramos unas 25 pièces charactérizées; entre estas, la vertiginosa Folette (pièce 45), la conmovedora pero deliciosa Plainte (pièce 55); LaBrillante (pièce 57), tan animada, y, por supuesto, La Guitare, de la Suite en Sol Mayor (pièce 107), un rondeau de sensual e hipnótico refrain y cuatro imaginativos couplets en el que Joubert-Caillet, virtuoso, improvisa en cada vuelta ornamentaciones, intensidades, pausas sobrecogedoras, sobre la textura sutilísima extendida a su paso por L’Achéron.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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