Reseña | Manuel de Falla

Cuántas veces hemos escuchado las obras sinfónicas de Manuel de Falla; pero hay orquestas portentosas que asombran como si fuera la primera vez. Este es el caso de la Filarmónica de Málaga, cuya rica gama de matices y timbres va más allá de lo estético arribando al mismo corazón del drama. Por eso, la música no solo agrada; sino que también habla, y lo hace con la profundidad psicológica de un escenario. Desde el podio Moreno Valiente toma el pulso a El corregidor y la molinera y El sombrero de tres picos con un discurso fluido y sagaz que evoca innumerables sensaciones e imágenes. Su batuta nos lleva de la extroversión al recogimiento, de la ansiedad a la calma y de la incertidumbre a la determinación.

Por su lado, las dos suites de El sombrero de tres picos tienen una continuidad perfecta entre sus números: soberbio el Fandango, donde el arrojo de la Filarmónica con sus tutti flamantes invita a la danza; Farruca con ímpetu y salero, y los tres últimos números, que tienen una sonoridad más propia de una sinfonía que de una suite, llevan a la cumbre a la Danza de cierre.

El corregidor y la molinera saca un partido jugoso a la orquestación; la dinámica y el color son cruciales. La cena muestra una cuerda frotada deliciosa que conduce a un fin proverbial; El cuco engarza a la perfección dos temas junto a solos óptimos de la flauta, el oboe y la trompa. El director consigue el clima de El asalto con una cuerda muy realista.

Cabe elogiar el desgarro del flautín (onomatopéyico), la expresividad inteligente del fagot a modo de vínculo en las dos obras, y los graves robustos de los chelos y contrabajos en los tutti. De hecho, la pulcra toma de sonido pone la música a pedir de boca.

Dado que el disco dura cerca de ochenta minutos, se recomienda escuchar con descanso las dos suites. Gustará que entre ambas obras haya temas repetidos con pequeñas variaciones en la orquestación. Hermosa fotografía de Manuel de Falla que han escogido para el interior de la carpetilla del disco.

Por Marco Antonio Molín Ruiz