Luigi Boccherini. String Trios Op. 34
La Ritirata
Hiro Kurosaki, violín
Lina Tur Bonet, violín
Josetxu Obregón, violonchelo
GCD 923105
Melómano de Oro
En 1776, el Infante don Luis de Borbón contraía matrimonio desigual con María Teresa de Vallabriga, quedando destinado por su padre a un destierro fuera de la Corte. El Infante decidiría instalarse en Arenas de San Pedro (Ávila), a veinticinco leguas de la Corte; le acompañaría Luigi Boccherini, que llevaba seis años a su servicio y que optó por asegurar su estabilidad económica a permanecer en el centro cultural de nuestro país.
Así, el ilustre chelista italiano viviría nueve años enormemente fructíferos tanto en lo musical como en lo económico y familiar; además de aumentar su catálogo en más de ochenta piezas, Boccherini vivió sin ninguna privación, como demuestran sus inversiones en acciones del Banco de San Carlos, además de sostener una familia con seis hijos. Por desgracia, en abril de 1785 fallecería su esposa, Clementina Pelliccia, y solo unos meses después le seguiría el Infante, obligando a nuestro músico a volver a Madrid con su prole y más sombras que certezas.
Entre esas ochenta composiciones que vieron la luz en la Corte del Infante tenemos un trío de cuerda, registrado por el compositor en 1781 como Opus 34 y calificado de “ópera grande”, dadas sus dimensiones y el consiguiente precio de venta. Esta obra, que contiene seis tríos para dos violines y violonchelo, tuvo en su momento una importante difusión a través de editoriales en París, Viena, y para la presente grabación se ha empleado un manuscrito conservado en la Deutsche Staatsbibliothek de Berlín.
Si bien la plantilla convencional para el trío de cuerda emplea violín, viola y violonchelo, Boccherini compuso la mitad de sus doce tríos sustituyendo la viola por un segundo violín, en una formación utilizada también por Mozart, Beethoven o Borodin, por citar algunos ejemplos. Este cambio coloca la voz que falta en el chelo, obligándole a efectuar dobles cuerdas en auténticos retos para el intérprete. Todo apunta a que nuestro compositor era un auténtico virtuoso, habituado a recoger el tema del violín en su mismo registro, con posiciones muy agudas, o a efectuar esas mismas melodías con una nota pedal en la cuerda adyacente, especialmente en los movimientos lentos.
Para una grabación integral de este Opus 34, la mesa no podía estar mejor servida: Hiro Kurosaki, Lina Tur Bonet y Josetxu Obregón, conjurados a impulsar la música del chelista de Lucca, con cuerda de tripa y arco barroco. Es la presente una reedición de los discos dedicados a este opus por La Ritirata en 2010 y 2011, en un doble disco de cuidada presentación y con reveladoras notas al programa de Jaime Tortella y el propio Obregón.
Los seis tríos contenidos en esta edición, reordenados para un mayor disfrute de los mismos, evocan en gran medida la paz de la estancia en Arenas de San Pedro de la que disfrutó Boccherini: todos en tonalidades mayores, de proverbial genio melódico y con una pizca de atrevimiento en el plano armónico, siempre al servicio de la galantería en música y a la vez sin cerrarse a los caminos de la inspiración.Desde el Largo del Trío Op. 34/5 en Do Mayor,catamos el estilo indudablemente italiano y galante de Boccherini, alternando preguntas y respuestas entre los violines y secciones de carácter homofónico. Conviene no perder de vista al chelo, pues si los giros de los violines son más evidentes, la línea de bajo ofrece motivos y líneas brillantes y momentos de indiscutible protagonismo, como es el Andante con variaciones del mismo trío.
De gran belleza es el tema del Trío Op. 34/2 en Sol mayor, con una pronta flexión al relativo menor en el que los tres intérpretes plasman todo su intimismo. La intención en cada línea demuestra la completa comprensión de las ideas musicales de Boccherini y de su tiempo; prueba consolidada en la discografía de La Ritirata de Josetxu Obregón, sin duda especialista en estos primeros años del repertorio camerístico y en la figura de Boccherini.
Cuando se aúnan la capacidad técnica, el gusto estético y la pasión por la música que se hace, el resultado es una magistral interpretación.
Por: Pablo F. Cantalapiedra
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