Interesante trabajo del organista Joaquín Barreira en donde nos da a conocer el libro de órgano de la Catedral de Tui. La verdad es que esta grabación constituye un importante hito musicológico porque, normalmente y, tal como se comenta muy bien en las notas del disco, no es nada común encontrar manuscritos con piezas de órganos en las iglesias, pues los organistas eran muy celosos de su repertorio. Se trata de un disco grabado en agosto de 2020, es decir, en plena época de pandemia, cosa que otorga más valor a estas grabaciones surgidas en tiempos difíciles.
En un principio, puede sorprender la corta duración del disco (36 minutos), algo a lo que no estamos acostumbrados en la discografía de música clásica que suele durar prácticamente el doble. Eso se debe, quizá, a la escasez del repertorio encontrado en ese manuscrito y, por otra parte, también a un cambio de paradigma en la duración de los discos.
La registración del órgano utilizada por Joaquín Barreira es variada e interesante, así como la sonoridad del órgano barroco de la Catedral de Tui, construido en 1714 y restaurado en 1994. El hecho de emplear un instrumento histórico nos sitúa en una sonoridad más auténtica, cosa que nos puede ambientar mejor en lo que sería el sonido de la época. En el libreto del disco, escueto pero claro y concreto, se podían haber especificado las características técnicas del órgano, diapasón, temperamento, registros… es algo siempre de agradecer el librillo de un disco.
En cuanto a la toma de sonido, si bien es buena, cabe decir que en una de las piezas al técnico de sonido se le escapó que había alguien hablando a lo lejos y algún corte en la posproducción más que evidente. Estos pequeños inconvenientes técnicos de hecho ocurren hasta en las grandes discográficas y eso no hace desmerecer al disco sino corroborar que nada es perfecto y que siempre caben correcciones y mejoras.
Felicitar al intérprete por el trabajo efectuado y esperemos que vayan saliendo al mercado trabajos como este para ir dando a conocer repertorio desconocido, la mayoría de veces olvidado en viejos archivos.
Por Àngel Villagrasa Pérez
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