Larre Zabalean. Basque Impressions IV
Silboberri Txistu Elkartea
Orpheus OR7290-3595
★★★★
Utilizando los instrumentos de tradición vasca como inspiración y protagonistas, Larre Zabalean presenta seis obras de compositores de nuestros días que aúnan tradición, naturaleza, virtuosismo y creación contemporánea. Todo ello, de la mano de Silboberri Txistu Elkartea, que trabaja por impulsar y consolidar el repertorio para este instrumento desde hace más de 20 años, a través del encargo de obras de nueva creación.
El disco comienza con Akasel de Jesús Echeverría, en la que el txistu, el acordeón y la percusión son llevados a sus límites melódicos y rítmicos en un diálogo de compleja traducción. Su contundente final enlaza con la atmósfera de Seis miradas sobre… de Fran Domínguez, introducida por la percusión. La pieza explora los límites del txistu en cuanto a registro, timbre, expresión y articulación, sin dejar atrás al acordeón y la percusión. Siguiendo la misma línea de exploración de los límites del registro del instrumento, Treña de Félix Ibarrondo está compuesta para el cuarteto formado por dos txistus, silbote —un instrumento de la misma familia— y txistu bajo. La conducción de voces sobre las inesperadas intervenciones de la percusión extrae la vertiente ancestral del instrumento, sin renunciar por ello a un lenguaje completamente contemporáneo.
En Zuria III de José María Sánchez-Verdú volvemos a la conformación inicial de trío. Como señala el libreto del disco, el título —que significa ‘blanco’ en euskera— constituye ‘una de las tantas referencias al color en la obra de Sánchez-Verdú’, que ahonda en ‘el mundo de los materiales primigenios, de la rugosidad de la piedra, del acero córtex, o la levedad y el refinamiento de las gravitaciones de Chillida’. El lado más cosmogónico del txistu —en esta ocasión en compañía del piano— aflora en Señales de David Cantalejo, inspirada en algo tan aparentemente alejado de la música como la astrofísica. Finalmente, en In medias res de Hilario Extremiana el instrumento protagonista conversa con un nuevo compañero: el violonchelo. Caracterizada por su discurso imprevisible, la pieza pone punto final a Larre Zabalean abriendo paso a la rama más fantasiosa de la flauta vasca.
Por Marina E. Junquera
Deja una respuesta