
La pequeña juglaresa
Emilio Villalba
Sara Marina
Fundación Instrumentos Musicales con Historia
Melómano de Oro
Si hay algo que caracteriza los trabajos de Emilio Villalba y de Sara Marina es, sin duda, el buen gusto. La delicadeza con la que tratan cada detalle de sus discos se hace evidente incluso antes de escucharlo, y se confirma con creces al reproducirlo.
Por tercera vez, el tándem andaluz más celebrado de la música medieval nos trae un disco pensado para toda la familia y cuyo hilo conductor es un cuento, creación, como no podía ser de otra manera, del propio Villalba. En esta ocasión, la historia corre a cargo de la pequeña juglaresa, que, desde su adultez, rememora el viaje que hizo siendo niña, cuando quería aprender música. En su periplo pasará por el scriptorium de Alfonso X el Sabio, un zoco o el taller de lutería, y se encontrará con diversos personajes, como la dama de la torre o el vendedor de poemas, que la irán ayudando a adentrarse en el apasionante mundo musical. Será en el discurrir de esta historia donde la música se irá introduciendo de forma diegética, integrándose perfectamente en la narración. Una curiosidad a resaltar es que el libreto incluye un glosario con la terminología que se emplea en el cuento, lo cual facilitará la comprensión de los textos para los más pequeños, que es a quienes va dirigido el disco.
El repertorio que aquí escucharemos será casi puramente instrumental y primarán las danzas de los siglos XIII y XIV, con un amplio despliegue de instrumentación, todo a cargo del dúo Villalba-Marina. Cuenta, asimismo, con la colaboración de las voces de Lucía Villalba, Mara Descalzo, Lola Cháves y DeMusica Ensemble.
En este disco no podemos pretender encontrar un trabajo de recreación musicológica desde un perfil académico, sino más bien una creación original, partiendo de materiales tardomedievales que se van imbricando para ilustrar esta simpática historia, interpretados desde un punto de vista tal vez algo romantizado, aunque con un resultado estético exquisito y digno de mención.
Por Fabiana Sans Arcílagos
Deja una respuesta