La niña del boticario
Compañía Lírica ‘Julián Santos’
Orquesta Filarmónica de los Urales
Lin Tao, director
Opera Dreams
★★★★
Julián Santos Carrión (Jumilla, Murcia, 1908-1983) fue un prolífico compositor (también excelente pianista), con un legado de más de 500 obras, entre las que se incluyen piezas sinfónicas y zarzuelas, entre ellas La niña del boticario, que compuso en los años 40, y que no fue estrenada hasta después de su muerte. El tenor Julián Molina, discípulo de Julián Santos, organizó ese estreno en Jumilla en 1988. Esta zarzuela en dos actos con texto del médico y literato Lorenzo Guardiola, también jumillano, se centra en el Madrid del siglo XVII, en tiempos de Felipe IV. El argumento de enredos y amoríos se desarrolla en la botica de Don Félix, quien pretende casar a su hija Marisa con Don Sabino, un maduro y rico médico, pero Marisa está enamorada de Fernando, un joven y pícaro estudiante que intentará por todos los medios conquistar a Marisa.
Esta zarzuela fue editada por EMI, en 2002, y ahora ha sido reeditada este mismo año en pendrive, ¡la primera vez que escucho una grabación por este sistema! Cuenta con la gran soprano Ángeles Blancas, quien muestra su bello timbre y excelente fraseo, así como un absoluto dominio de todos los registros, donde brilla sobremanera en la franja aguda. Excelente la interpretación de su romanza del Acto I, también está magnífica en el dúo del Acto II con Fernando, interpretado por el tenor Luís Damaso (tuvo como profesor al barítono Antonio Blancas, padre de Ángeles Blancas), de muy bella voz y gran capacidad expresiva, que realiza una gran interpretación de su romanza del Acto I. El bajo-barítono Rodrigo Esteve como Don Sabino, y la mezzo argentina Silvia Leivinson (participó en el estreno de esta zarzuela), en el papel de La Sobresaliente, realizan notables interpretaciones. Destacar el trío del Acto II, de Ángeles Blancas, Luís Dámaso y Silvia Leivinson, cantado con mucha gracia y concluido con excelentes agudos. Bien el coro y aceptable prestación de la Orquesta Filarmónica de los Urales. La grabación se realizó entre Ekaterimburgo (Rusia) y Madrid.
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