La música de Benet Casablancas. Arquitecturas de la emoción.
Javier Pérez Senz (ed.).
Galaxia Gutenberg. Fundación SGAE.
Barcelona, 2017.
344 páginas.
Benet Casablancas (Sabadell, 1956), compositor, gestor, pedagogo y musicólogo, es uno de nuestros músicos actuales de mayor prestigio fuera de nuestras fronteras. Autor de un amplio catálogo que abarca música orquestal, de cámara para distintas formaciones, para piano, vocal y de una ópera, L’Enigma di Lea, que se estrenará próximamente en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, es el protagonista de este amplio volumen nacido como homenaje a sus 60 años de edad y 40 de profesión.
Coordinado por Javier Pérez Senz, periodista y crítico musical, que define al compositor catalán como “músico humanista”, se estructura en nueve grandes apartados temáticos, a los que hay que añadir una introducción del propio Pérez Senz, y varios apéndices que registran una relación biográfica cronológica, la discografía más relevante, el catálogo, y una importante bibliografía, además de las traducciones de algunos de los escritos incluidos en lenguas extranjeras. Este amplio abanico de trabajos muestra las distintas facetas de la personalidad creadora de Casablancas.
Entre los 10 artículos del primer apartado, “Retratos de Autor”, figuran los de Rafael Argullol (“Música del claroscuro), Oriol Ponsatí (“El compositor humanista”), Ivan Nommick (“Un arquitecto de formas expresivas”) y Antonio Muñoz Molina (“El gran sí de Benet Casablancas”). “Escritos sobre música”, segundo apartado, lo constituyen cinco trabajos del propio Benet que muestran su postura ante la música de nuestro tiempo; sus títulos son significativos: “La música en la condición humana”, “Componer hoy”, “La jornada y el proceso creativo del compositor”, “Componer para cuarteto de cuerda” y “En defensa de las Humanidades”.
“La pasión del maestro” ofrece dos trabajos escritos por sendos discípulos, José Manuel Villareal y Demián Luna, que retratan al pedagogo.
“Estudios analíticos”, título del cuarto apartado, reúne en seis artículos, análisis de un número importante de sus obras. Entre ellas: Cinc interludis, Petita Música Nocturna y Set Escenes de Hamlet, tratadas por Víctor Estapé y otros; de Epigrames, The Dark Backward of Time, Alter Klan y Darkness Visible, se ocupa Pablo Moras; y, Four Darks in Red, Dance, Songs and Celebration, Romanza sin palabras y otras obras llamadas “americanas”, son estudiadas por Antoni Pizá.
Otros seis trabajos, tres de ellos en lengua inglesa, abordan el tema genérico “Música y artes plásticas”, y relacionan las creaciones de Casablancas con otras disciplinas artísticas.
El capítulo “Testimonios” reúne más de una treintena de opiniones y comentarios de colegas, intérpretes y personalidades del mundo musical. De temática parecida es “Recepción crítica”, visión de varias obras a través de numerosos comentarios.
Cinco entrevistas nos permiten conocer los planteamientos filosóficos, los comienzos y el credo estético del autor protagonista. Han sido realizadas, en distintos momentos de su vida, por Josep M. Muñoz, Camilo Irizo, Aurelio Viribay, María Santacecilia y Aina Vega Rofes.
Por último, se reproducen 18 cartas de distintas personas que configuran el retrato de la filosofía vital, las convicciones estéticas de Benet Casablancas, un creador que encarna como pocos la figura del músico humanista. A lo largo de sus cuatro décadas de profesión, de su amplia y variada producción, y de su trabajo en otras actividades relacionadas con la música, ha dado muestra de su profesionalidad y su capacidad imaginativa para hacer una música personal, reconocida en ámbitos internacionales.
Estamos ante un volumen colectivo en el que más de 20 personas ofrecen una semblanza sobre el hombre y el artista. Nombres que prestigian la publicación como Antonio Muñoz Molina, Friedrich Cera, Victor Estapé, Pablo Miras, Benjamin Davis, Helen Thomas y Germán Gan, por citar solo a unos pocos. El libro está ilustrado con numerosos ejemplos musicales y fotografías.
Benet Casablancas, a pesar de su amplio y variado catálogo musical y sus distintos trabajos desarrollados durante 40 años, sigue teniendo inquietudes a la hora de crear nuevas partituras. Así lo destaca Javier Pérez Senz con una frase del propio autor incluida al final de su Introducción: “A la hora de escribir continúo teniendo las mismas dudas que al comienzo, Stravinski dice que uno no escribe nunca la obra que se había propuesto escribir porque siempre te quedas corto. Y eso es lo que te lleva al reto siguiente. Por tanto, lo que me preocupa de verdad es lo que ha de venir, más que lo que ya he hecho”.
Por José Prieto Marugán
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