Reseña | La lira d’Esperia

A pesar de que en el año 2014 el sello discográfico Alia Vox lanzó el segundo volumen de La lira d’Esperia, dedicado íntegramente a Galicia y también con David Mayoral a la percusión, además del gran e indisociable aliado de Jordi Savall, Pedro Estevan, no ha sido hasta el año 2021 en que se ha reeditado el primer volumen grabado originalmente para el sello Auvidis Astréeen el año 1994. En esta grabación, Jordi Savall y Pedro Estevan hacen un recorrido por la música medieval comprendida entre los años 1100 y 1400 de diferentes países, incluida música oriental. Jordi Savall emplea cuatro tipos de instrumentos diferentes en función de la pieza: lira, rebab, rebec y vielhas, cosa que le da una sonoridad variada e interesante al disco. La mayoría de las piezas son recreaciones y realizaciones musicales de Jordi Savall. Recordar que en la música medieval se tiene que recurrir a esta técnica en numerosas ocasiones pues, especialmente las partituras más antiguas, nos dan poca información (por no decir nada) acerca de los acompañamientos, instrumentación, afinación, dinámicas…

El dúo Savall/Estevan funciona a la perfección, pues son dos músicos que prácticamente siempre han trabajado juntos desde la creación del conjunto Hespèrion XXI. Cabe decir que no todas las piezas son con acompañamiento de percusión. En algunas, toca Jordi Savall solo, cosa interesante a la hora de buscar tímbricas distintas. La bella sonoridad de laColegiata de Cardona(Cataluña) ayuda a la correcta proyección musical de los instrumentos. Savall se nos muestra con gran musicalidad, afinación, dinámicas y emoción a la hora de abordar estas piezas. Pedro Estevan, haciendo uso de su imaginación, incorpora percusiones y ritmos variados como la percusión utilizada en la pieza «Danza de las espadas», en donde el oyente parece oír realmente las espadas de un combate medieval.

En definitiva, una reedición que completa al segundo volumen de 2014 de este ciclo y que parece llegar unos años tarde para los ansiosos de recuperar esa grabación de 1994, en donde la sonoridad y madurez de Savall eran muy distintos.

Por Àngel Villagrasa Pérez