La hora azul
Israel Fausto, violonchelo
Carmen Martínez-Pierret, piano
Thelxínoe Music
★★★★★
Asociamos la música a determinada estética; a compositores, por supuesto, y a lugares y tiempos en los que quizá nunca hayamos estado ni vivido, pero de los que nos hemos enamorado a fuerza de imaginarlos. Cuando una música nos conmueve, raro es que olvidemos el lugar en que entró a nuestras vidas, el momento en que nos reveló sus misterios. Una de las singularidades de este precioso álbum es proponernos asociar la música a una determinada fragancia. Fragancia que también posee, como obra de arte que es, una inspiración ligada al espacio y al tiempo: los muelles del Sena al atardecer, cuando el sol se ha puesto, pero todavía no es de noche; cuando, como escribirá el perfumista Jacques Guerlain, decidido a capturar el momento mágico que le conmoviera durante un paseo, ‘el cielo acaba de perder al sol, pero aún no ha encontrado las estrellas’. Aquel momento de profundo azul, presentado en París en 1912, después de un año de trabajo, es L’Heure Bleue. Guerlain tuvo entonces el convencimiento de que su creación pertenecía a un mundo a punto de desaparecer, como en efecto sucedería al estallar la Gran Guerra. Carmen Martínez-Pierret, entusiasta de la fragancia, cuenta que cuando los soldados franceses marchaban al frente, sus mujeres les perfumaban los pañuelos con L’Heure Bleue. La vida con nostalgia descrita por Stefan Zweig en El mundo de ayer tenía esta fragancia; la misma que impregna cada página de las sonatas para violonchelo y piano de Mel Bonis (1858-1937), Dora Pejačević (1885-1923) y Henriette Bosmans (1895-1952), compositoras cuya voz nunca ha sido del todo olvidada, pero es desconocida, ignorada (apenas un susurro), y que merece recuperarse, proyectarse con toda la fuerza de su conmovedora belleza. A este y similares empeños nobles entregan desde hace tiempo su extraordinaria calidad de intérpretes el violonchelista Israel Fausto y la pianista Martínez-Pierret; y así lo atestiguan, una vez más, en este maravilloso trabajo. En la coda, unas palabras para destacar la edición del álbum, de exquisito diseño, con hermosas composiciones fotográficas, postales y un provechoso libreto.
Por Alejandro Santini Dupeyrón
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