La Caramba
María Hinojosa, soprano
Forma Antiqva
Aarón Zapico, director
Winter & Winter 910 289-2
Melómano de Oro
Este álbum está dedicado a la famosa tonadillera María Antonia Vallejo Fernández (Motril, 1751-Madrid, 1787), apodada ‘La Caramba’, palabra que aparece con frecuencia en sus tonadillas y también el nombre de un tocado que solía llevar, marcando moda entre las mujeres de clase más aristocrática. Desarrolló una fulgurante y corta carrera entre 1776 y 1785. Sus actuaciones en los escenarios madrileños marcaron época por su calidad como cantante y su actitud siempre provocadora, desafiando las estrictas normas de la censura. Esta mujer debió tenor un arrebato místico, abandonando su carrera con apenas 34 años para dedicarse a la oración y la penitencia hasta su temprana muerte en 1787. Cultivó con singular fortuna la tonadilla, una canción estrófica de temática popular en la que conviven ritmos melódicos derivados del folclore, y cuya estructura es la siguiente: una breve sección instrumental, seguida de una intermedia dedicada a las coplas y una parte final dedicada a las seguidillas. La realización de esta grabación se debe al gran interés mostrado por el director y clavecinista Aarón Zapico al frente de su magnífico conjunto barroco Forma Antiqva, en perfecta conjunción con la soprano catalana María Hinojosa, cantante de muy atractiva vocalidad, con gran dominio de la agilidades cuando canta a ritmo vertiginoso, junto a su capacidad para adornar las notas. La cantante derrocha gracejo, musicalidad y un alto grado de expresividad en cada una de sus interpretaciones, incluso en las breves frases declamadas. La grabación contiene cuatro tonadillas: La Caramba, de autor anónimo, Los duendecillos de Pablo Esteve, El arrendador del sebo de José Castel y Los mormuradores de Pablo Esteve, complementadas por páginas orquestales excelentemente interpretadas, como el Allegro de la Sinfonía núm. 3 de José Castel; el Allegro de la Obertura Iphigenia en Tracia de José de Nebra; y, sobre todo, la magnífica interpretación de Fandango de Bernardo Álvarez Acero, donde predominan el atractivo sonido de las castañuelas y de la guitarra barroca.
Por Diego Manuel García
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